
En plena pandemia, cuando salir de casa era un lujo y el aburrimiento asomaba cada día, Borja Santaella Cabrera y su hermana Ainhoa hicieron algo que muchos soñaron pero pocos lograron: transformar una idea loca en un éxito de ventas hecho a mano. “Mi hermana y yo, en pandemia, nos reuníamos a jugar a juegos de mesa porque no se podía hacer mucho, y un día jugando al Monopoly dijimos: vamos a hacer uno de Canarias”, recuerda Borja entre risas.
Así nació Canaripoli, un Monopoly a la canaria que permite a cualquiera imaginar que puede comprarse desde Valverde hasta el parque nacional de Timanfaya, siempre que pague con la moneda oficial: el chicharro. “El chicharro es un guiño, somos de Tenerife y queríamos firmar ahí nuestra huella”, explica el creador de este peculiar universo lúdico.
Pero el camino no fue fácil ni profesional desde el inicio. “Nos parecía al principio una locura”, confiesa Borja. Con cero experiencia en diseño gráfico, el primer tablero lo hicieron en Excel: “El diseñador de la fábrica me decía: ‘Pero ¿cómo habéis hecho un tablero en Excel?’”, cuenta divertido. Con empeño autodidacta, buscaron imprentas y fábricas con precios competitivos para pequeñas tiradas, y poco a poco, Canaripoli fue pasando de broma doméstica a realidad de cartón y dados.
Hoy se puede encontrar en jugueterías como Slither, Arbelo, La Sorbisa del Sol, librerías y, cómo no, en la web www.jugamosencanario.es. El juego respira Canarias por cada esquina: cada grupo de casillas representa una isla, desde Corralejo y Puerto del Rosario hasta San Sebastián o Valle Gran Rey en La Gomera. Además, la casilla especial del 30 de mayo rinde homenaje al Día de Canarias: “Está ahí, una esquinita con un corazón y la bandera canaria: relájate y disfruta, estás fuera de riesgo”, explica Borja.
Y, por supuesto, no todo es comprar y vender: si caes en la Calima, toca barrer tres turnos. “Tenemos la cárcel, tenemos la calima… cuando caes en la calima te vas a la otra esquina a barrer tres turnos, o pagas para salir”, detalla Santaella entre bromas. Tampoco faltan las cartas “Ños” y “Caja Ocho”, otro guiño canario: “Ños son las sorpresas: por ejemplo, la reina del carnaval gana veinte chicharros”.
Pero el ingenio de Borja y su hermana no se detuvo ahí. Tras Canaripoli lanzaron Tenderete, un juego de mesa tipo party para toda la familia: “Tenderete está pensado para jugar en familia, es súper divertido, es como un party versión canaria”, asegura. En este tablero, que recrea una mesa de guachinche con timbre incluido, se compite en equipos para superar tres tipos de pruebas: preguntas de cultura general canaria (“¿De qué isla salió Cristóbal Colón antes de partir hacia América?”), pruebas de mímica (“Imitar a un personaje canario, cantar canciones populares”) y retos de dibujo (“Una cabrita majorera, la montaña de Tindaya…”). Todo cronometrado a 30 segundos para añadir emoción.
La creatividad continuó con la Baraja Canaria, una baraja tradicional adaptada con palos autóctonos como la lapa, la niepa canaria y el bucio. Además, cada figura retrata personajes históricos y leyendas guanches: Tinerfe, Tenesor Guanarteme, Yosef… Y no falta la parte educativa: cada carta tiene un QR que da acceso a una app que explica juegos canarios como el envite, la ronda robada o el burro, además de las historias de cada personaje.
Para los amantes de los retos de conocimiento, Borja y su equipo acaban de sacar del horno Octen, un trivial canario con más de 2.800 preguntas actualizadas a abril de 2025: “Todo canario, todo reflejado a lo que es nuestra cultura: historia, geografía, folclore, arte y literatura”, enumera orgulloso. El juego se basa en recorrer las ocho islas, acertar preguntas por categorías y coleccionar las fichas insulares hasta completar el archipiélago.
Y como no paran quietos, ya preparan La Guagua, un juego de matemáticas para niños: “Son monstruitos que suben y bajan: tú lo que tienes que hacer es sumar y restar en función de las cartas”, adelanta Borja. La idea es enseñar operaciones básicas mientras se juega, reforzando las habilidades de cálculo de forma divertida.
Todos estos proyectos tienen algo en común: hacer que las familias se sienten juntas a reírse, aprender y presumir de su tierra. “Queremos meter la cultura canaria alrededor de una mesa, que jugando aprendamos sobre nuestra tierra”, resume Borja. Una filosofía que demuestra que, como dice él mismo, “las crisis agudizan el ingenio” y que un rato de aburrimiento puede convertirse en un viaje por Canarias, ficha a ficha y carcajada a carcajada.
Durante la pandemia, los hermanos Borja y Ainhoa Santaella Cabrera decidieron crear un Monopoly personalizado de Canarias, llamado Canaripoli. El juego, que se originó como una idea divertida durante el encierro, se ha convertido en un éxito de ventas. Además de Canaripoli, los hermanos han creado otros juegos con temática canaria, incluyendo Tenderete, un juego de mesa tipo party; Baraja Canaria, una baraja de cartas tradicional adaptada con elementos autóctonos; y Octen, un trivial con más de 2.800 preguntas sobre la cultura canaria. Actualmente, están trabajando en La Guagua, un juego de matemáticas para niños. Todos sus juegos están diseñados para unir a las familias, promover la risa y la diversión, y educar sobre la cultura canaria.