Un total de 1.482 personas han perdido la vida en los cinco primeros meses de este año intentando alcanzar las costas de Canarias en pateras o cayucos, según recoge el último informe de la ONG Caminando Fronteras, que subraya la persistencia de la Ruta Atlántica como la más mortal de las rutas migratorias hacia España.
El estudio, que analiza 113 tragedias registradas entre enero y mayo, cifra en 1.865 las víctimas totales en todas las rutas hacia el país, de las que 342 eran menores y 112 mujeres. Además, 38 embarcaciones desaparecieron sin dejar rastro.
El trayecto desde Mauritania continúa siendo el más peligroso, aunque también se documentaron muertes de personas que partieron hacia Canarias desde Senegal, Gambia, Marruecos o el Sahara Occidental. La ONG revela que los fallecidos proceden de 22 países diferentes, incluidos algunos asiáticos como Afganistán, Pakistán, Siria y Bangladesh.
Solo en los meses de enero y febrero murieron 767 y 618 personas, respectivamente. En comparación, la Ruta Argelina acumuló 328 víctimas, la del Estrecho de Gibraltar 52 y la del Mar de Alborán, tres.
Caminando Fronteras denuncia la falta de activación temprana de medios de rescate, la debilidad de la cooperación internacional y la falta de protocolos comunes, factores que incrementan las desapariciones y muertes. “Casi la mitad de las tragedias podrían evitarse con respuestas rápidas y coordinadas”, insiste la organización.
Helena Maleno, coordinadora del informe, advierte sobre el riesgo de normalizar estas cifras y reclama a los Estados que prioricen la protección de la vida humana sobre el control migratorio.
La ONG también denuncia la opacidad informativa que dificulta esclarecer lo ocurrido en muchas de estas tragedias, especialmente en el Mar de Alborán, donde muchas personas arriban “en condiciones extremas de vulnerabilidad y desinformación”.




