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El Carnaval de Puerto del Rosario 2025 afrontará sus festividades sin una carpa para el público, un elemento que en ediciones anteriores ha sido fundamental para la comodidad y resguardo de los asistentes. La concejala de Festejos, Tacoremi Gutiérrez, confirmó ayer esta información durante el Consejo de Carnaval, señalando que la instalación de la carpa no fue contemplada en los pliegos de licitación de estas fiestas.
La ausencia de esta infraestructura ha generado inquietud entre los grupos carnavaleros y asistentes habituales, ya que la carpa no solo proporciona un espacio protegido contra el viento y posibles lluvias, sino que también contribuye a que el público se mantenga en el recinto durante más tiempo. En meses como febrero y marzo, caracterizados por temperaturas más bajas durante las tardes y noches, la falta de resguardo puede disuadir a muchas familias con niños pequeños, personas mayores y espectadores que, en otras circunstancias, acudirían sin dudarlo a los eventos del carnaval.
Desde Gambusinos han mostrado su preocupación ante la decisión, destacando que “sabemos que la carpa afecta un poco a la acústica, pero sin ella perderemos público y ambiente en las actuaciones”. Vanesa Azurmendi, de la comparsa Barbasía, coincidió en que “sin un espacio cubierto, el público no aguantará tanto tiempo en el recinto y lo más probable es que la asistencia se vea afectada”. Por su parte, Alexis Rodríguez, director de Majo y Limpio, insistió en que “el frío y el viento pueden disuadir a muchas familias y personas mayores de asistir”, lo que impactaría negativamente en el ambiente festivo y la participación general.
Fuentes consultadas apuntan a posibles ajustes presupuestarios como una de las razones detrás de esta decisión. La imposición nuevamente de la regla de gasto a las corporaciones locales impide el uso de remanentes, lo que podría haber condicionado la no licitación de la carpa. En la edición de 2024, la estructura tuvo un coste de 31.779 euros para el Ayuntamiento de Puerto del Rosario y fue instalada por la empresa madrileña Ferias y Eventos, S.L.
No obstante, Radio Insular ha podido confirmar que en Fuerteventura hay empresas del sector con disponibilidad para ofrecer ese servicio. Según las estimaciones recogidas, el alquiler de una carpa para el período comprendido entre el 21 de febrero y el 9 de marzo tendría un coste cercano a los 35.000 euros, una cifra que, aunque superior, se mantiene dentro de márgenes competitivos en comparación con el gasto del año pasado.
Mesa de Carnaval apunta: Mala gestión de la Federación de Murgas
Además de la polémica por la carpa, los representantes del carnaval aprovecharon para criticar la gestión de la Federación de Murgas y la pérdida de subvenciones destinadas al sector. Según denunciaron, en los últimos dos años se han perdido entre 60.000 y 70.000 euros en ayudas del Cabildo Insular por una gestión deficiente de la Federación. “No han hecho ni una sola reunión con los grupos para buscar soluciones, y así es imposible avanzar”, afirmó Yuri Cabrera, de la murga Revolucionadas.
La tertulia también sacó a relucir la gestión del exconcejal de Festejos, David Perdomo, a quien responsabilizan del impago de ayudas a los colectivos murgueros en 2022. “Nos dejó colgados a todos”, lamentó Alexis Rodríguez, asegurando que “prometió que todo estaría solucionado antes de marzo y luego desapareció”. Según los testimonios recogidos, la falta de apoyo económico ha sido un factor clave en la caída de la participación murguera en los últimos años.
La falta de carpa y la suspensión del certamen insular de murgas ponen en entredicho la capacidad de convocatoria del Carnaval de Puerto del Rosario en 2025. Con menos incentivos para el público y sin un espacio adecuado para la celebración de eventos al aire libre, los colectivos temen que la asistencia se vea afectada. “Sin carpa y sin concurso de murgas, el carnaval de la capital se está desmoronando”, advirtieron los representantes murgueros.
Por el momento, desde el Ayuntamiento de Puerto del Rosario no se han anunciado medidas para corregir esta situación, y queda por ver cómo afectará la falta de infraestructura a la afluencia y al desarrollo de las fiestas.
