¿Cuánto tiempo tardaste en decidir qué ponerte hoy? Si lo pensaste más de cinco minutos, quédate, porque hoy vamos a hablar de la eterna batalla de tomar decisiones.
Tomar decisiones es algo que hacemos todo el tiempo, pero hay algunas que nos bloquean. ¿Les ha pasado que, cuanto más piensan en una decisión, más difícil se vuelve? Desde elegir qué serie ver hasta decidir si cambiar de trabajo, hay elecciones que nos generan ansiedad. Hoy vamos a descubrir por qué nos cuesta tanto decidir y cómo hacerlo sin tanto drama.
Una de las principales razones por las que nos paralizamos al decidir es el miedo a equivocarnos. Muchas veces sentimos que hay una opción ‘correcta’ y otra ‘incorrecta’, y por miedo a fallar, preferimos no elegir. Pero lo curioso es que, muchas veces, el miedo al error es peor que el error en sí. ¿Qué pasa si nos equivocamos? Probablemente, aprendemos algo y seguimos adelante. Pero en nuestra mente, el error parece algo fatal.
Otra razón es la famosa ‘parálisis por análisis’. Cuantas más opciones tenemos, más difícil se vuelve elegir. Es lo que pasa cuando abrimos Netflix y pasamos 30 minutos buscando qué ver, hasta que al final nos dormimos. Esto ocurre porque nuestra mente se abruma cuando tiene demasiadas posibilidades y nos cuesta comparar entre tantas opciones.
También está el peso de la opinión ajena. A veces, no tomamos decisiones basadas en lo que realmente queremos, sino en lo que creemos que los demás esperan de nosotros. Nos preocupa decepcionar a alguien, equivocarnos frente a los demás o ser juzgados, y eso nos frena. Si vivimos tomando decisiones solo para complacer a los demás, terminamos alejándonos de lo que realmente queremos.
Entonces, ¿cómo podemos tomar decisiones con menos estrés? Primero, definiendo qué es lo peor que puede pasar. Muchas veces, cuando nos bloqueamos ante una decisión, es porque imaginamos los peores escenarios posibles. Pero si nos preguntamos ‘Si tomo esta decisión y sale mal, ¿qué es lo peor que podría pasar?’, generalmente nos damos cuenta de que no es tan grave como parece y nos atrevemos a decidir.
Otro truco es aplicar la regla del 70%. Esperar la decisión perfecta nos hace quedarnos en la duda. En lugar de buscar un 100% de certeza, intenta esto: si una opción cumple con el 70% de lo que buscas, elige y avanza. Es muy difícil encontrar algo que cumpla con todo, así que esta estrategia ayuda a salir de la indecisión.
También es útil decidir con un plazo límite. Si tardas más tiempo en decidir que en hacer la acción, es momento de ponerte un límite. Por ejemplo: ‘Voy a decidir esto en los próximos 10 minutos’ o ‘Voy a pensarlo solo hasta mañana’. Darle un tiempo definido a la decisión ayuda a salir del estancamiento.
Y por último, escucha tu intuición. Muchas veces, ya sabemos la respuesta, pero buscamos confirmación en otras personas o en la lógica. Si una opción te ronda la cabeza una y otra vez, probablemente sea porque en el fondo ya sabes lo que quieres.
¿Cuál ha sido la decisión más difícil que has tomado últimamente? ¿Cómo la resolviste? ¿Tienes algún truco para tomar decisiones más rápido? Escríbeme y compartamos estrategias.
La vida es una cadena de decisiones. No siempre acertaremos, pero cada decisión nos enseña algo. Lo peor no es equivocarse, sino quedarse paralizado y no avanzar. Así que, la próxima vez que dudes demasiado… ¡elige y avanza! No dejes que el miedo decida por ti.
