Serafín camina despacio, con ayuda de un andador. Le cuesta mover un pie y también la mano derecha. Pasa los días mayormente solo, en una vivienda que ocupa y donde no tiene agua ni luz. Es un vecino de la urbanización Fuerteventura Park, en Nuevo Horizonte, que, tras sufrir dos ictus en un breve intervalo de tiempo, ya no puede valerse por sí solo.
Algunos de sus vecinos recuerdan cuando, hace no muchos años, el hombre, oriundo de la isla de Gran Canaria y de unos 50 años de edad, trabajaba en el Ayuntamiento de Antigua.
Llevaba una vida normal que se truncó con la muerte de su pareja. Desde entonces ha pasado más de un lustro, pero la pena pesa, y su situación se ha agravado con las secuelas de los ictus.
Algunos vecinos tratan de hacer su vida más llevadera: le hacen compañía, le dan dinero para tabaco o le llevan comida. Pero, advierten, “no es suficiente”.
Por eso han alertado en varias ocasiones a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Antigua y a la Policía Local, denunciando el estado de abandono en el que se encuentra y del que no puede salir por sí mismo.
Hasta hace un par de meses, acudía durante unas horas al día a un centro, según explican a este medio varios vecinos que prefieren mantenerse en el anonimato. Pero tras contagiarse de sarna, tuvo que ser ingresado en el hospital y, al parecer, no ha vuelto al centro.
Las trabajadoras sociales acuden con cierta frecuencia, llevando botes de judías, alguna ensalada y cruasanes “que ya tira porque los aborrece”, lamentan varios residentes. “Dejan el bote abierto porque él no tiene capacidad para abrirlo, y se llena de cucarachas”, denuncian. Las hay por toda la casa.
Desde Servicios Sociales, en alguna ocasión puntual, se ha limpiado el inmueble, pero “si no desinfectan, con la limpieza no basta”, insisten.
En la vivienda no hay agua, y desde que volvió del hospital, tampoco hay luz. “Alguien se encargó de retirar el cuadro”, denuncian. Muestran su malestar por la falta de humanidad de algunos, “aunque el pobre no molesta a nadie ni genera problemas”.
La casa presenta un evidente estado de insalubridad, pero lo más preocupante, aseguran, es que el afectado no recibe ningún tipo de atención profesional.
Por ello, exigen a las autoridades una intervención urgente que garantice el bienestar y la dignidad de esta persona vulnerable.
