El rechazo vecinal a la instalación de una antena de telecomunicaciones de 30 metros de altura en el núcleo urbano de Antigua se ha materializado este sábado en una multitudinaria manifestación que reunió a cerca de 300 personas, según los organizadores. La protesta, convocada bajo el lema #AntiguaSeDefiende, convirtió las calles del municipio en escenario de un clamor común: “No queremos antenas de telecomunicación junto a nuestras casas. Sí queremos un barrio seguro, saludable y respetuoso con la vida”.
La marcha comenzó a las 10:45 horas con una concentración en el Camino de Las Piletas – Zona Zero, donde se leyó un manifiesto que resumió las principales demandas: la defensa de la salud y la calidad de vida de los vecinos, el derecho a decidir sobre el territorio y la exigencia de aplicar el principio de precaución ante las dudas científicas sobre los posibles efectos de la radiación electromagnética. Posteriormente, la comitiva avanzó por distintas calles del municipio hasta llegar a la Plaza del Queso, donde se repitió la lectura del manifiesto.
El texto leído por el portavoz de los vecinos, Carlos González, fue contundente: “Nuestra salud no se negocia”, proclamaron, apelando a la responsabilidad de las administraciones para garantizar la seguridad de los habitantes y buscar alternativas técnicas y de ubicación alejadas de las viviendas. “La proximidad de estas instalaciones genera una gran preocupación por los efectos de las radiaciones electromagnéticas constantes en la población, especialmente en niños, niñas, personas mayores y colectivos vulnerables”, señaló.
La manifestación se desarrolló de manera ordenada y cívica, con la presencia no solo de residentes de Antigua, sino también de asociaciones insulares como “Fuerteventura Tiene Un Límite”, “SOS Fuerteventura Sostenible”, y otros colectivos ciudadanos que han mostrado su apoyo a la causa. “La gente está concienciada, sabe que este es un problema grave, que es un problema que afecta a todos y nadie se quiere quedar en sus casas porque nadie quiere tener estos problemas”, afirmó Alejandro Reyeros, vecino afectado.
En el plano político local, también hubo representación. Entre los asistentes destacaron los concejales de Antigua David Alberto (AM-CC), Fernando Estupiñán y Kristina Rodewig (ALxAN), quienes participaron en calidad de vecinos y compartieron con la ciudadanía la preocupación por el impacto de la infraestructura.
Reyeros confirmó además que los vecinos ya han dado un paso más en la vía judicial. “Queremos que se paralicen las obras. Hay una serie de cosas que no nos cuadran, que el Ayuntamiento dice que sí, pero que nuestro abogado dice que no, y ahí está el litigio”, explicó, en referencia a las medidas cautelares que han solicitado y sobre las que esperan respuesta.
El conflicto, que comenzó a mediados de julio cuando los vecinos tuvieron conocimiento de la construcción sobre una placa base ya existente, se ha convertido en un tema de fuerte repercusión social y política en la isla. La empresa promotora ha reiterado que la instalación cuenta con respaldo legal y mantiene las obras, mientras que las instituciones y partidos se han enzarzado en un cruce de acusaciones. Desde AM-CC se anunció esta semana que la empresa desistiría temporalmente, algo desmentido después por el propio Ayuntamiento de Antigua y por la compañía. El Partido Popular, por su parte, exigió “rigor y seriedad” y pidió que se deje de utilizar el asunto con fines partidistas.
Ante este escenario, los vecinos insisten en que su lucha es estrictamente comunitaria. “Hay estudios demostrados, sí es verdad, que no están reconocidos por organismos oficiales, pero sí existen. Y mientras haya dudas, tiene que prevalecer la seguridad de las personas”, apuntó un vecino durante la lectura del manifiesto. El movimiento ciudadano, además, adelantó que continuarán organizándose en reuniones diarias en la Plaza del Queso y que han solicitado medidas cautelares para tratar de frenar la obra por vía judicial.
La jornada de hoy refleja un punto de inflexión en el movimiento ciudadano, que ha conseguido articular un frente social amplio en defensa de sus derechos y que, por primera vez, ha llevado su protesta de forma masiva a las calles. La imagen de centenares de personas marchando bajo el lema #AntiguaSeDefiende deja clara la magnitud de un conflicto que, lejos de resolverse, sigue abierto y cada vez más en el centro del debate político y social en Fuerteventura.
