Durante décadas, los cielos de España han sido dominio casi exclusivo de dos especies de tórtolas bien conocidas: la europea (Streptopelia turtur) y la turca (Streptopelia decaocto). Sin embargo, un nuevo visitante africano avanza con paso firme y discreto: la tórtola senegalesa (Spilopelia senegalensis), un ave originaria del norte de África que encontró en Canarias su puerta de entrada y que hoy comienza a reproducirse en distintas zonas de la península y Baleares.
Según datos de la Sociedad Española de Ornitología (SEO BirdLife), la especie se introdujo hace varias décadas en el archipiélago, estableciendo sus primeras colonias en Lanzarote y Fuerteventura. Con el tiempo, se ha expandido a Gran Canaria y ya se observan poblaciones estables en Ceuta, Melilla y focos emergentes en la península —principalmente en Cádiz, Málaga, Sevilla— así como en Ibiza.
Los expertos de SEO BirdLife destacan que se trata de un proceso similar al experimentado por la tórtola turca, que en apenas unas décadas pasó de ser exótica a habitual en parques y campos españoles. Aunque la población de tórtola senegalesa sigue siendo reducida, su presencia va en aumento y los ornitólogos prevén que su número y distribución continúen creciendo a corto y medio plazo.
Un ave con características únicas
Desde un punto de vista ornitológico, esta especie muestra rasgos diferenciadores respecto a sus parientes europeas. Su vuelo, por ejemplo, es más estable y directo, sin los giros abruptos característicos de la tórtola europea. En cuanto a su dieta, combina semillas con pequeños insectos, una particularidad que despierta interés entre biólogos que estudian la interacción de aves foráneas con los ecosistemas locales.
En lo estético, la tórtola senegalesa se reconoce por sus tonos más oscuros: un manto de marrón rojizo y alas gris azulado. La cola presenta una franja blanca que se difumina hacia un suave azul en el centro, diferenciándose del patrón de las especies autóctonas.
Debate en el mundo cinegético
La progresiva expansión de la tórtola senegalesa ha abierto un debate entre cazadores sobre la posible inclusión de esta ave en la lista de especies cinegéticas para la media veda. No obstante, esta opción no se contempla de momento debido al bajo número de ejemplares registrados, aunque no se descarta a medio plazo si su población se consolida.
Mientras tanto, su avance silencioso se sigue de cerca desde Canarias, donde la historia de esta invasión pacífica comenzó y donde aún hoy convive con las tórtolas autóctonas y la turca, testigo de que, a veces, las aves encuentran nuevos cielos que conquistar sin levantar demasiado ruido.
