En algún momento de nuestra vida… todos hemos tenido que enfrentarnos a tomar una decisión difícil. Empezamos a dudar, a ponernos nerviosos por no saber qué escoger… Esto es algo normal. Sin embargo, cuando la indecisión afecta a nuestra vida, a nuestras relaciones con los demás y el motivo por el que aparece tiene que ver con el estrés, la ansiedad e incluso la depresión, puede que estemos ante un caso de aboulomanía.
Es necesario recalcar que la aboulomanía es un trastorno mental incapacitante, no un problema de inseguridad. Las personas que lo sufren no confían en sí mismas para tomar decisiones y, normalmente, tienen muchos problemas en sus relaciones, ya sean de pareja, amistad, familiares, laborales, etc. El hecho de tener que elegir entre un postre u otro puede suponer una odisea. Hasta ese punto llega la aboulomanía.
¿Qué desencadena la aboulomanía?
Para determinar la causa de la aboulomanía hay que hacer un estudio completo de la persona que la sufre, pues aún no están muy claros cuáles pueden ser los posibles desencadenantes. No obstante, son varios los estudios que han aventurado diferentes hipótesis.
Un posible origen podría estar en la corteza prefrontal del cerebro. Una zona relacionada con la toma de decisiones, por lo que varios investigadores creen que puede tener mucho que ver con este trastorno mental. Sin embargo, otra de las causas que se barajan es el estilo de crianza, aunque esta es una hipótesis que los investigadores manejan con mucha cautela.
La aparición de la aboulomanía provoca una indecisión paralizante.
Así, una protección excesiva durante la infancia podría ser el caldo de cultivo de la aboulomanía, pues como sabemos la sobreprotección provoca una dependencia atroz de las decisiones de los demás. También, si en la infancia han existido humillaciones o abandono, puede darse este trastorno mental. Pues la vergüenza, la inseguridad extrema y la falta de confianza en uno mismo pueden ser causas de aboulomanía.
Sin embargo, esto no está claro y los investigadores hasta el momento no han sabido dar con una hipótesis que puedan apoyar de manera empírica. Por lo tanto, aunque especulan sobre posibles motivos, no garantizan que uno de ellos sea por sí solo una respuesta que explique este fenómeno en todos los casos.
La vida de una persona con aboulomanía
Hay que tener mucho cuidado con confundir la aboulomanía con la dependencia emocional. Por eso es tan importante acudir a un profesional que pueda ayudar a dar un nombre exacto a lo que está pasando. Como veremos a continuación, algunas de las circunstancias que experimenta una persona con aboulomanía pueden confundirse con dependencia o inseguridad.
Lo habitual es que una persona con aboulomanía evite estar sola en cualquier circunstancia en la que se pueda presentar un “dilema”. Pero no porque tenga miedo a quedarse sin nadie que le quiera, sino porque necesita a alguien que tome decisiones por ella y que asuma sus responsabilidades. Esto provoca y alimenta el miedo al abandono, pues si está sola es incapaz de tomar una decisión. Por eso, desgraciadamente, en ocasiones una de las salidas es el suicidio.
Por esta forma de relacionarse con los demás, tan dependiente, la persona con aboulomanía puede ser manipulada o engañada con más facilidad. Puede que la utilicen, que incluso una pareja la abandone por su alto grado de pasividad y por no saber expresar sus propios desacuerdos. Si está sola, la persona con aboulomanía se siente desamparada, perdida e indefensa.
Diagnóstico y tratamiento
Este trastorno mental está acompañado de ansiedad, depresión y ansiedad. Además, estas son estos las principales quejas con las que los pacientes que lo padecen acuden a consulta. Por otro lado, hay tres pruebas que ayudan con el diagnóstico: inventario multiaxial clínico de Millon (MCMI-II), inventario multifásico de la personalidad de Minnesota (MMPI-2) y la prueba de apercepción temática (TAT).
Después del diagnóstico, lo recomendable es realizar una intervención para superar la aboulomanía. El proceso consiste en, primero, aliviar los problemas de ansiedad, estrés o depresión que sufra el paciente y, posteriormente, tratar el trastorno mental en sí. Para hacerlo, el profesional se servirá de herramientas que ayuden al paciente a adquirir una mayor autonomía y a desarrollar habilidades sociales, como la asertividad. Además, en muchos casos también será necesario realizar un proceso para reconstruir la autoestima.
Acudir a un psicólogo o un psiquiatra será muy importante para superar este trastorno. Sin embargo, muchas personas que sufren aboulomanía consideran sus problemas de indecisión como algo normal o que pueden resolver ellas mismas, cuando en realidad es mucho más grave.
Quien sufre este tipo de trastorno no es capaz de decidir ni lo más mínimo. Una comida, un corte de pelo (si lo corta o no, si lo cambio o no, si lo tiñe o no), optar por un trabajo, llevar o no paraguas… Su indecisión llega hasta tal punto que si en un grupo de amigos tuviese que decidir un plan para el fin de semana, no terminarían haciendo nada.
Las personas con este trastorno pueden ser muy “incomodas”, ya que las personas que las rodean terminan con la sensación de que siempre hay que tirar de ellas, darles un empujón. Es verdad, pero también es verdad que quienes peor lo pasan suelen ser ellas y que suelen mostrarse encantadas cuando alguien les ofrece la posibilidad de ganar en seguridad y mejorar en su autonomía. No lo olvidemos y, entre todos, ayudémoslas.
FUENTE: lamenteesmaravillosa.com