La Asociación Patrimonial El Efequén muestra su consternación ante el derrumbe de parte del Taro de Teguerey en el municipio de Tuineje.
El Taro de Teguerey es uno de los escasos ejemplos de esta singular edificación representativa del mundo rural majorero que todavía se mantenía en pie a pesar del abandono sometido por las instituciones. Además de su valor arquitectónico y etnográfico, los taros son manifestaciones de gran valor para interpretar el pasado insular y ejemplos de las soluciones imaginativas y adaptadas que la población majorera ideó en épocas pretéritas.
Los taros, además, tienen un valor añadido en cuanto que cada uno de ellos son exclusivos puesto que la forma, el tamaño y otras peculiaridades venían condicionadas por el lugar, los materiales de la zona y su utilidad.
Este lamentable suceso, acelerado por las recientes lluvias, pudo haberse evitado si las instituciones públicas hubiesen intervenido haciendo uso de sus competencias y deberes entre los que se encuentra la salvaguarda del patrimonio histórico insular. Desde El Efequén nos preguntamos de qué sirve que el Cabildo cuente con una magnífica Carta Etnográfica —que recoge gran parte de nuestro patrimonio histórico— si después no actúa en su protección, mantenimiento y difusión.
Este es uno de los numerosos ejemplos en que —a la vista de instituciones y ciudadanía— el deterioro de edificaciones emblemáticas es visible y constatable. El Efequén, recordemos, envió al Cabildo Insular un primer listado de bienes patrimoniales (arqueológicos, etnográficos y arquitectónicos) que a nuestro criterio precisan de una intervención urgente que evite su definitiva desaparición.
Como muestra evidente de esa degradación patrimonial El Efequén pone como ejemplo la Casa de La Costilla, una emblemática y distinguida edificación que día a día sufre el expolio como queda atestiguado en la contemplación de las fotografías adjuntas, una tomada en 2007 y otra en la actualidad.
Desde El Efequén se vuelve a insistir a las instituciones que cumplan con las funciones contempladas en sus competencias, esperando que se intervenga de inmediato en la recuperación del Taro de Teguerey y deseando que este haya sido el último ejemplo en el que la desidia institucional acelera la desaparición de nuestra historia”