– El asentamiento se descubrió en 1979, pero no se volvió a examinar hasta 2018.
– Se han encontrado semillas, restos de cerámica y otras estructuras que permiten estudiar el pasado de la Isla.
La Cueva de Villaverde es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Canarias por la información que aportan sus descubrimientos sobre el estilo de vida de los antiguos habitantes de la Isla. Rosa López, directora de Arenisca, y su equipo llevan cuatro años documentando los hallazgos.
La Cueva de Villaverde es un extenso tubo volcánico de unos 190 metros de longitud que se bifurca y estrecha hacia el fondo, volviéndose intransitable, situado en un terreno volcánico dentro del pueblo.
La alcaldesa de La Oliva, Pilar González, se ha acercado a este emplazamiento para conocer el trabajo que realiza el equipo. Señala que “conocer las raíces, nuestros orígenes, es algo muy importante” y ha manifestado la intención de hacer de la cueva un punto de interés visitable no solo para los residentes del municipio y de toda la Isla, sino para los turistas.
Este yacimiento se descubrió de manera casual en 1979 y se realizaron varias campañas de excavación, hasta que se cerró en 1988. No fue hasta 2018 cuando se volvió a abrir y a investigar. Desde entonces, el equipo de Arenisca ha llevado a cabo un proyecto de recuperación, con el respaldo de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias y el apoyo de Ayuntamiento de La Oliva y el Cabildo de Fuerteventura.
El proyecto tiene como objetivo recuperar uno de los yacimientos más importantes de Fuerteventura. Gracias a las nuevas tecnologías y al trabajo realizado en la cueva por parte de un equipo especializado se han descubierto hallazgos del pasado aborigen, tal como restos óseos, de cerámica o una semilla del siglo V que evidencia que hubo agricultura. Rosa López, directora de Arenisca, comenta que esto es importante “porque tenemos nuevos datos que nos permiten reescribir la historia de Fuerteventura”.