El Cabildo de Fuerteventura, a través de la Consejería de Patrimonio Histórico, que dirige Rayco León, ejecuta estos días las labores de limpieza de los grafitis sufridos por un acto vandálico en el Castillo del Tostón (Cotillo). Los trabajos fueron adjudicados a la empresa TIBICENA Arqueología y Patrimonio, con el objetivo de promover la recuperación de este importante elemento del patrimonio cultural majorero, previendo su finalización este viernes, día 30 de septiembre. Al tratarse de un Bien de Interés Cultural (BIC), la contratación de las tareas ha contado con la aprobación de la Comisión Insular de Patrimonio Histórico.
Los trabajos han sido dirigidos por una restauradora profesional y ha requerido un riguroso proceso con diferentes catas de limpieza para determinar la metodología más adecuada para su restauración. Esto se debe, sobre todo, a la fragilidad de este elemento patrimonial y a su construcción en piedra porosa que absorbe la pintura con facilidad.
El BIC del Castillo del Tostón apareció con una pintada en su parte exterior de unas dimensiones de 7 metros de largo. El acto vandálico supuso un grave atentado contra el valor histórico de dicha edificación, que sufrió también otros grafitis de menor tamaño. Inmediatamente, el Servicio de Patrimonio Cultural del Cabildo inspeccionó el ataque vandálico, valorando el daño como muy grave.
El Castillo del Tostón está ubicado en el lugar que ocupó el primitivo Castillo de Rico-Roque, edificado por Jean de Bethencourt. Fue obra del ingeniero Claudio de L’isle, fallecido en Fuerteventura poco antes de finalizar esta fortificación y la que se emplaza en Caleta de Fuste.
La estructura se organiza sobre planta circular y acoge dos pisos, presentando el superior una cubierta abovedada. Se accede al recinto por una escalera de cantería que da paso a un puente levadizo con cadenas de hierro. A la izquierda del pasadizo de entrada se encuentra la bajada al repuesto de pólvora y junto a ella otra habitación de escasa claridad, mientras que a la derecha está la subida a la explanada en la que se halla el aljibe para recoger las aguas de lluvia. Frente a la puerta de entrada estaban las dependencias para alojar hasta doce hombres y un pequeño cuarto. Avanzada la obra, imperó la idea de rodear con un foso la torre para ser defendida de un posible ataque desde tierra, pero dicho foso no llegaría a realizarse.