En ninguna isla ha habido tanta colaboración administrativa en las inversiones educativas como en Fuerteventura. Conscientes de las carencias derivadas del rápido crecimiento poblacional, a comienzos de este siglo se comenzó a trabajar de forma coordinada entre los ayuntamientos, el Cabildo y el Gobierno de Canarias.
Las competencias son casi exclusivas del Gobierno, pero las administraciones locales cedimos gratuitamente suelos para construir nuevos colegios e institutos. Habilitamos espacios temporales para impartir clases mientras se terminaban las obras, colaboramos con personal propio en los trabajos y, a día de hoy, seguimos manteniendo cuadrillas de operarios mejorando los centros educativos.
Lo hicimos porque existía planificación y energía en la Consejería de Educación para responder a las necesidades de Fuerteventura. En su momento se elaboró el denominado Plan Sur, que aportó inversiones importantes. Los distintos equipos de trabajo que fueron gestionando Educación en el Gobierno de Canarias siempre estuvieron coordinados con las instituciones majoreras y con los colectivos de AMPAS y docentes. Y aunque con retrasos, se consiguieron soluciones.
Un paso atrás
Lo que está ocurriendo desde la pasada legislatura es un retroceso de décadas. En 2019, el equipo de Soledad Monzón no sólo dejó nuevos proyectos de infraestructuras acabados o en marcha, sino que incluso planificó las actuaciones futuras con un horizonte de varios años. Había diálogo constante y trabajo coordinado. Pero en la pasada legislatura no se hizo nada nuevo en Fuerteventura. Ni un solo proyecto propio. Todo lo contrario: se retrasaron y paralizaron.
Mediada la actual legislatura, la dinámica inversora de la Consejería de Educación sigue la misma inercia. Lo único que se ha hecho es inaugurar lo que el equipo anterior dejó planificado y presupuestado.
Y lo más preocupante es que no hay diálogo con las instituciones locales ni con los colectivos educativos. No se consulta, no se informa y ni siquiera se responde a las solicitudes de reuniones de trabajo que venimos planteando por escrito desde hace meses.
La dinámica de funcionamiento con Fuerteventura de los gestores de Educación en Canarias es la del Binter: vienen por la mañana, preguntan a sus asesores qué hay pendiente, se hacen la foto, sonríen y se vuelven en el siguiente vuelo.
La realidad de los centros
A día de hoy, el CEPA de adultos de Puerto del Rosario sigue sin espacios suficientes, con más de 400 alumnos y alumnas.
En el Parque Tecnológico de Fuerteventura seguimos cediendo gratuitamente los espacios necesarios para la Escuela de Arte, porque diez años después ni siquiera se ha planificado la obra de sus instalaciones propias.
El CIFP Majada Marcial continúa impartiendo clases a seis grupos en horario de tarde en el mismo Parque Tecnológico, porque la ampliación pendiente no se ha ejecutado, pese a que el suelo está disponible desde hace una década.
La oferta de FP y FPB no sólo no ha crecido, sino que se ha reducido. El centro y sur de Fuerteventura aumentan en población y actividad económica, demandan más formación profesional y, sin embargo, en el IES Gran Tarajal hay espacio sin usar. Del CIFP de Gran Tarajal ya ni se habla, a pesar de haberse ofrecido la residencia escolar, ni de la ampliación del CEIP de Tarajalejo.
En el norte, Corralejo necesita un Bachillerato Artístico y ampliar los ciclos de FP. En Puerto del Rosario, hay centros que han tenido que convertir la cafetería en aula para poder dar clases. Simplemente, no caben más estudiantes.
Además, hay ayuntamientos que, ante la falta de oferta educativa, deben financiar transporte escolar a otros municipios. Las inversiones en zonas de sombra son irrisorias y las unitarias pierden alumnado por la mala coordinación con las plazas de 0 a 3 años.
Un modelo agotado
En resumen, los efectos de la gestión “tipo Binter” en Educación están provocando un grave retroceso en las inversiones educativas en Fuerteventura.
Necesitamos planificación, coordinación y diálogo real con las instituciones locales y los colectivos educativos.
Desde el Cabildo de Fuerteventura, seguiremos colaborando, como siempre hemos hecho, pero también reclamamos a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias un cambio radical en su relación con Fuerteventura. La educación es la base del futuro de nuestra isla. Y sin planificación, no hay futuro posible.
Por Lola García, presidenta del Cabildo de Fuerteventura





La presidenta del Cabildo de Fuerteventura, Lola García, critica la falta de inversión y coordinación en el sector educativo de la isla por parte del Gobierno de Canarias. García lamenta el estancamiento y retroceso en proyectos de infraestructuras, la reducción de la oferta de formación profesional y la ausencia de diálogo y trabajo en conjunto con las instituciones locales y colectivos educativos. Pide un cambio radical en la gestión y reitera la disposición del Cabildo para seguir colaborando en la mejora de la educación en Fuerteventura.