El desempleo sigue siendo uno de los factores que más agravan la vulnerabilidad de las mujeres víctimas de violencia de género. Así lo revela la 13ª edición del informe “Violencia de género y empleo”, elaborado por el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco junto a 18 empresas colaboradoras, y presentado con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora cada 25 de noviembre.
El estudio —basado en las respuestas de 490 mujeres que actualmente están superando un proceso de violencia de género— concluye que el 91% se sienten más aisladas, dependientes y vulnerables cuando no tienen trabajo. Este dato confirma, según el informe, que la falta de independencia económica y de recursos propios dificulta la detección temprana de la violencia, la denuncia y la posibilidad de romper con el ciclo de agresiones.
La directora de Inclusión de Fundación Adecco, Begoña Bravo, subraya esta idea y afirma que “el empleo sigue siendo el recurso por excelencia para que las mujeres recuperen su seguridad, autonomía y capacidad para pedir ayuda”, al permitirles independencia económica y una red social que refuerza su confianza.
El empleo como factor protector
El 72% de las mujeres que ya han accedido al mercado laboral considera que trabajar reduce la probabilidad de volver a sufrir violencia. Entre los motivos, destacan tres elementos decisivos:
- la autoestima, señalada por un 87,5%;
- la estabilidad económica, mencionada por un 84,2%;
- la ampliación de la red de contactos, reconocida por un 69,1%.
Además, el informe detecta un patrón preocupante: el 67,8% de las mujeres no tenía empleo en el momento en que comenzaron las agresiones. Esta falta de autonomía económica se convierte en un factor que facilita el control del agresor, especialmente en casos donde existe manipulación financiera, amenazas o sabotaje directo del intento de trabajar.
De hecho, un 68,4% de las mujeres sin empleo reconoce haber sufrido presiones o amenazas económicas vinculadas a su dependencia: desde la retención de dinero básico hasta impedir entrevistas de trabajo, ocultar documentación o incluso controlar las comunicaciones electrónicas.
Bravo incide en este punto al señalar que “el empleo no es solo una fuente de ingresos: es una vía para recuperar la dignidad y el control sobre sus vidas”, y recalca la necesidad de acompañarlas con orientación personalizada.
Cronificación del desempleo y barreras persistentes
A pesar de la importancia del trabajo como herramienta de recuperación, el 49% de las mujeres que buscan empleo lleva más de un año intentándolo sin éxito. Entre los principales obstáculos identificados:
- Desconocimiento a la hora de plantear la búsqueda (65,3%)
- Problemas de autoestima (64,2%)
- Sobrecarga de cuidados no compartidos (51,7%)
- Miedo a ser localizadas por el agresor (46,4%)
- Limitaciones tecnológicas o control digital por parte del agresor (35%)
La suma de estas barreras, unida a los prejuicios del mercado laboral, genera un proceso de búsqueda marcado por la autocensura: muchas mujeres ocultan periodos de inactividad para evitar discriminación.
#EmpleoParaTodas: acompañamiento y compromiso empresarial
La Fundación Adecco destaca el papel de su programa #EmpleoParaTodas, que en el último año ha acompañado a 1.228 mujeres en itinerarios laborales personalizados que combinan orientación, formación, apoyo emocional e intermediación con empresas.
El director general de la entidad, Francisco Mesonero, insiste en que la inclusión laboral exige un compromiso conjunto del tejido empresarial y de las instituciones públicas. “Es fundamental erradicar los prejuicios que aún las estigmatizan y garantizar entornos laborales inclusivos, donde puedan desarrollar su potencial en igualdad y seguridad”, concluye.
