Tras un intenso periodo de reflexión y crecimiento personal, la cantante Marta Umpiérrez vuelve a la primera línea de la música con el lanzamiento de “Kintsugi”, un EP que simboliza la sanación y el valor de las cicatrices emocionales. Así lo reveló en una entrevista con la presentadora Pilar López en el programa “Suena Bien” de Radio Insular Fuerteventura, en la que la artista compartió las claves de su renacer creativo.
La interrupción de su carrera no fue una decisión sencilla. Umpiérrez, que había comenzado a despuntar en la escena insular justo después de la pandemia, optó por detenerlo todo en pleno auge. Los motivos fueron personales y anímicos: la presión, la falta de disfrute en el escenario y una serie de experiencias que no pudo gestionar adecuadamente la llevaron a dar un paso atrás. “No disfrutaba de cantar, y eso se notaba”, confesó. Aquella pausa, que la alejó de premios, escenarios y alfombras rojas, resultó ser un acto de valentía. “Parar en el momento en que todo estaba despegando fue duro, pero era necesario”, afirmó la cantante, subrayando la importancia de la honestidad con uno mismo.
Durante los dos años que permaneció apartada, Umpiérrez nunca dejó de escribir. La música, aunque fuera entre bastidores, siguió siendo su refugio y método de desahogo. Entre terapia, medicación y trabajo interior, la artista se reencontró con su esencia. Ese proceso culminó en la concepción de “Kintsugi”, un EP cuyo nombre procede de la técnica japonesa de reparar cerámicas rotas con oro, resaltando las grietas y añadiendo valor a la pieza dañada. “Es lo que me ha pasado a mí, soy quien soy ahora gracias a esas roturas”, explicó.
La vuelta a la música no fue producto de un plan meticuloso, sino el resultado de pequeños impulsos y señales. Un challenge en redes sociales, su participación en proyectos como “Flow al Cubo” de Guille el Invencible y la obtención de un premio en el certamen Urban Talent Canarias fueron las primeras chispas que reavivaron su pasión. Esto la llevó a trabajar con productores de renombre internacional y a dar el salto a Puerto Rico, donde vivió experiencias inolvidables.
En este punto, la aparición de Ruplares, conocido sus esculturas realizadas con caucho, desempeñó un papel decisivo. “Él vino a mí y me dijo que le gustaba mi proyecto, que quería apostar por él”, recuerda Umpiérrez. Ruplares no solo le ofreció su apoyo y su visión, sino que además la sorprendió con un llavero con la palabra “Puerto Rico”, prometiéndole que en pocos meses la llevaría allí. “En 3-4 meses intentaría llevarme para allá, y para allá fuimos”, asegura la cantante, confirmando que su confianza y ayuda fueron el detonante para adentrarse en la escena musical del Caribe.
Desde visitar estudios emblemáticos como The Lab Studios hasta llegar a El Choliseo, Umpiérrez entabló contacto con artistas y productores consolidados, presentando su proyecto y sumando apoyos de primer nivel. “Me vi en el sillón hablando con Micro TDH, mostrándole mi EP, y era algo surrealista”, recordó la cantante sobre su paso por la isla caribeña. Estos contactos no solo reforzaron la calidad de su propuesta, sino que también la impulsaron a creer aún más en sí misma y en su capacidad de conectar con un público cada vez más amplio.
La presentación de “Kintsugi” en el Festival Arena Negra significó un emotivo reencuentro con el público majorero. Desde un espectáculo con cuerpo de baile ampliado hasta la vibrante respuesta de los presentes, la experiencia ha sido un punto de inflexión. “Quería disfrutarlo, y lo hice, con un equipo que ahora es más grande y fuerte que nunca”, aseguró la artista, consciente de la importancia de rodearse de los profesionales adecuados.
Con próximas actuaciones, nuevos sencillos y la expansión de su proyección más allá del archipiélago, Marta Umpiérrez encara esta etapa con entereza, madurez y una fe renovada en su propia voz. “Kintsugi” es, en definitiva, el reflejo del resurgir de una artista que ha convertido sus grietas en auténticas marcas de oro.
Con próximas actuaciones, nuevos sencillos y la expansión de su proyección más allá del archipiélago, Marta Umpiérrez encara esta etapa con entereza, madurez y una fe renovada en su propia voz. “Kintsugi” es, en definitiva, el reflejo del resurgir de una artista que ha convertido sus grietas en auténticas marcas de oro.
Aquí la entrevista de Pilar López: