El concejal de Puerto del Rosario Manuel Travieso ha vuelto a proclamarse inocente de sustraer expedientes urbanísticos de los políticos Mario Cabrera y Domingo Fuentes en la sesión final del juicio que se sigue contra él en el Audiencia de Las Palmas, en la que ha pedido además que no le condenen alegando que, si cometió algún delito, habría prescrito.
El exalcalde de la capital de Fuerteventura, que se defiende a sí mismo como abogado, no había planteado este argumento ni durante la instrucción del proceso ni en la primera jornada de la vista oral, cuando solo adujo la presunción de inocencia como elemento para reclamar su absolución, lo que ha llevado a que el magistrado que preside el juicio lo haya rechazado por razones de procedimiento.
Ya que -ha expuesto el juez- la prescripción debió plantearla el acusado al personarse como defensor en la causa, pues en los juicios con Jurado, como es el caso, están establecidos “momentos muy concretos” para cada tipo de iniciativa y los plazos para hacer esa demanda específica ya han vencido.
El magistrado ha aclarado además que se trata de una cuestión que no le corresponde dirimir a los miembros del Jurado, en primer lugar -ha subrayado- porque desconocen la legislación que rige su aplicación y los supuestos en que es posible acogerse a ella.
Escuchada la respuesta del presidente del tribunal, Travieso ha optado al exponer su alegato final de defensa por “solicitar una sentencia absolutoria” aduciendo, en primer lugar, la ausencia de “una prueba fuerte, de cargo”, que sea suficiente para descartar su presunción de inocencia, algo que ha sostenido no existe.
Porque, ha afirmado, “la única prueba que se indica es una testifical” del archivero del Ayuntamiento de Puerto del Rosario, que ha declarado que el procesado se llevó de las dependencias municipales el 5 de abril de 2006 un expediente sobre una infracción urbanística, otro sobre una licencia de construcción para un almacén agrícola en La Matilla y un tercero sobre la licencia de primera ocupación de una vivienda en la misma zona, todos ellos relativos a la casa de Mario Cabrera (CC), entonces presidente del Cabildo de Fuerteventura.
Documentos que fueron empleados luego para dar apariencia de veracidad a denuncias de supuestas irregularidades cometidas por Cabrera difundidas anónimamente por internet en distintas ocasiones, especialmente en vísperas de elecciones en las que dirigente local de Coalición Canaria y el propio Travieso concurrían como candidatos a cargos públicos por partidos políticos rivales, con el propósito de deteriorar la imagen de su oponente.
Algo que han reafirmado en la sesión de declaraciones de este martes varios testigos entre los que figuraba el propio Mario Cabrera, que ha hablado por videoconferencia en un juicio celebrado en Gran Canaria por la sección segunda de la Audiencia de Las Palmas.
Y que ha precisado, al preguntarle por los momentos en que volvían a aparecer acusaciones en su contra en la red, que eran difundidas “en periodos electorales” pero no solo entonces, sino también “cuando querían hacer daño políticamente quienes las estaban publicando”.
Cabrera ha asegurado que, de hecho, su esposa y él ni siquiera sabían que su vivienda, que finalmente fue declarada legal, hubiera estado expuesta a que su construcción fuera paralizada en un momento dado por presuntas irregularidades porque se enteraron de que se había abierto un expediente al respecto solo años después, cuando decidieron investigar el asunto ante la persistencia de las denuncias en internet.
Hasta entonces, ha dicho el entonces presidente del Cabildo, “no teníamos ni constancia de que existieran esos documentos”.
Mario Cabrera ha añadido que, para intentar aclarar el asunto, su mujer solicitó copia del expediente del inmueble en el Ayuntamiento ya en 2009, pese a que las publicaciones acusadoras se remontaban a mucho antes, desde 2003 al menos, y descubrió que este no se encontraba en el archivo, como debía, porque, según contó el funcionario responsable del mismo, Manuel Travieso se lo había llevado años atrás, siendo entonces trabajador municipal, y nunca los devolvió.
Para demostrarlo, el archivero ha aludido a la existencia de declaraciones escritas que él mismo redactó en su momento señalando que fue el procesado quien sacó de allí los documentos en cuestión, como era habitual, si bien sin que estas fueran firmadas para confirmarlo por la persona que cogía los expedientes, Travieso en este caso, como debió haber hecho de acuerdo al procedimiento establecido.
La ausencia de su rúbrica en esos papeles ha sido uno de los elementos que precisamente ha esgrimido el enjuiciado para justificar la falta de pruebas en su contra, alegando que el archivero “aporta documentos elaborados por él y firmados por él” que, incluso, pudo haber redactado no cuando afirma que lo hizo sino años después, cuando le pidieron aclarar qué había pasado ante la “polvajera política” desatada con su publicación en internet.
En consecuencia, y aunque matizando que “exactamente no recordaba cómo fue el tema” debido al tiempo transcurrido desde los hechos, Manuel Travieso ha insistido en demandar la absolución, aduciendo además que él no había tenido nunca razones para querer dañar la imagen de Cabrera pese a ser su rival electoral porque militaba en “partidos pequeñitos, casi por amor al arte”, y carecía de ambiciones que justificaran que hubiera procedido así.
Tras la presentación de las conclusiones definitivas de la defensa y la Fiscalía, que, por su parte, ha sostenido su petición de condenar al concejal por los hechos en cuestión, el Jurado deberá decidir sobre si hay o no hechos probados de su culpabilidad una vez esté en sus manos el objeto del veredicto que tendrá que emitir, que le será entregado para que pueda iniciar sus deliberaciones en la mañana del miércoles. EFE