Este viernes, en el programa La Voz de Fuerteventura, tocaba tertulia con algunos de los jóvenes artistas de Fuerteventura participantes del certamen Maxoarte, quienes quisieron compartir sus experiencias, inquietudes y reflexiones sobre cómo es ser artista en la isla.
Náyade Rodríguez, Darío Rodríguez, Yasmin Lins y Lucía Martel hablaron sobre cómo fueron sus primeros pasos creativos, desde los inicios hasta la dificultad de profesionalizarse en un contexto que no siempre valora la labor artística. Y es que, tal y como reflejaron, “es urgente empezar a darle al arte el lugar que merece”.
La fotógrafa y narradora Náyade Rodríguez destacó cómo su participación en Maxoarte le permitió reconectar con una parte creativa que había quedado en segundo plano.
Náyade explicó que su fotografía, La maldición de Laurinaga, galardonada con el primer premio en su categoría, surgió de forma espontánea en un día de calima, pero quiso vincularla a la leyenda de Fuerteventura: “Es una imagen que conecta con nuestra historia y nuestra tierra”. En cuanto a su obra literaria, con la que obtuvo un tercer premio, confesó que fue una forma de expresarse “y de hablar de miedos que nunca había compartido con nadie, y aún me cuesta que otras personas lean lo que he escrito”.
Rodríguez, graduada en audiovisuales, fue quien más llamó la atención sobre la percepción de que el trabajo artístico “es más un hobby que una profesión válida” y recordó que “no somos artistas una vez al año, somos artistas todos los días”.
Por su parte, Lucía Martel, estudiante de Bellas Artes en la Universidad de Valencia, desde donde intervino en la tertulia, destacó cómo su escultura Máquina del pánico busca generar empatía: “Diseñé una experiencia para que una persona que nunca ha sufrido un ataque de pánico pueda entender cómo se siente. Con esta obra quería abrir un diálogo sobre este tema y fomentar la comprensión”.
Una instalación impactante y sorprendente que le valió el primer premio en Escultura a esta artista que explora el mundo de las emociones a través del arte y que tiene muy claro su futuro como arte terapeuta.
Por su parte, Yasmin Lins, tercera premiada en dibujo artístico por Las luces de la fiesta, explicó cómo utiliza un estilo que otras personas describen como tétrico para transmitir emociones: “Quise representar la soledad, no como falta de compañía, sino como esa sensación de que nadie comprende lo que vives”.
Una sensación que conocen bien estos jóvenes de Fuerteventura, aliviados al iniciar sus estudios en la rama de Bachillerato Artístico en el IES San Diego de Alcalá. Un espacio y una sensación compartida con Darío Ruiz, galardonado por una obra de gran formato. Destacó cómo el arte es un proceso de aprendizaje continuo para él: “Esta obra fue mi primer bodegón, un desafío que me ayudó a explorar luces y texturas mientras disfrutaba del proceso”.
Más certámenes y reconocimiento
Todos los participantes coincidieron en reivindicar el valor del arte como profesión: “El trabajo artístico no es solo un hobby, requiere muchas horas de esfuerzo, técnica y aprendizaje”.
Los jóvenes también reflexionaron sobre cómo las tecnologías y la inteligencia artificial están impactando en el arte, subrayando la importancia de mantener la esencia creativa y humana del trabajo artístico.
Asimismo, reivindicaron más certámenes y espacios de apoyo para los artistas locales.
“MaxoArte es una oportunidad increíble, pero faltan más eventos para visibilizar el talento que hay en la isla”, señaló Yasmin, mientras que Lucía apuntó que “sería útil tener una agenda común para que podamos planificar y acceder a las convocatorias”.
La exposición de MaxoArte, que recorrerá los municipios de Fuerteventura, es una invitación para conocer el talento joven que, como dijeron los protagonistas, necesita más reconocimiento y apoyo para seguir creciendo.