A sus casi 80 años, Lorenza Machín Alarcón regresa a la isla donde vivió más de seis décadas con un propósito claro: saldar su deuda con Fuerteventura. “Todo lo que sé, todo lo que he hecho ha sido por y para esta tierra, y ella me lo ha devuelto con creces”, expresó emocionada en una entrevista en el programa La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular.
Una entrevista en clave íntima donde dio cuenta de la exposición compuesta por 17 carteles y la posterior emisión de un audiovisual cargado de sentimiento como homenaje a las mujeres que marcaron su camino y a la lucha incansable por los derechos humanos.
Una vida marcada por la lucha y el arte
Lorenza Machín nunca tuvo estudios formales más allá de la infancia. Obligada a dejar la escuela a los 11 años para trabajar, su sed de conocimiento la llevó a formarse de manera autodidacta. Radio ECCA le permitió abrir “una puerta que yo ya tenía entreabierta”, destacó, agradeciendo a la entidad el impulso para leer más allá de las novelas románticas y, sobre todo, a entender las estructuras de poder que oprimen a los más vulnerables.
Desde joven, se involucró en el activismo político y social. Durante la dictadura franquista, recorría las calles de Puerto Cabras colgando carteles en la clandestinidad, esquivando coches de la policía y organizando reuniones secretas para reivindicar los derechos de los trabajadores y las mujeres. “Nos reuníamos ocho mujeres en un hornito pequeño para crear historias para nosotras mismas”, recuerda sobre los primeros Encuentros de Mujeres en la isla.
En 2019, su trayectoria fue reconocida con el Premio Simone de Beauvoir y, en 2020, recibió el Premio Meninas por su compromiso con la igualdad. En Fuerteventura también fue reconocida con el Premio Arco Iris, otorgado por Altihay. Pero para ella, el feminismo nunca ha sido una lucha aislada: “No se puede luchar solo por las mujeres si no hay sanidad justa, si no hay educación digna, si no hay paz”, subraya.
El teatro como salvación
A los 60 años, el teatro llegó a su vida como un salvavidas. Tras una separación y una profunda crisis personal, encontró en las tablas una forma de expresión y sanación.
Recuerda momentos impactantes representando, por ejemplo, La puta en el manicomio, de Darío Fo, que retrata el drama de una mujer que, tras una infancia de abusos, termina atrapada en la prostitución y la locura. También sufrió al interpretar World, sobre una anciana en un pueblo devastado por la guerra que intenta ayudar a una mujer caída solo para descubrir que no tiene piernas por una explosión.
Son algunas de las historias que ha querido interpretar y que han marcado su trayectoria como mujer, activista y, siempre, coherente con lo que piensa, hace y siente.
Por eso, tras luchar siempre por los derechos de las personas más vulnerables, también se permitió defender sus propios anhelos y hoy está casada con la mujer de su vida: Carmen.
Agradecimiento infinito a Fuerteventura
Ahora, con la exposición inaugurada esta tarde, Lorenza Machín quiere cerrar una etapa, pero no con tristeza, sino con gratitud. “Quiero cerrar una puerta, pero abrir una ventana”, dice con la serenidad de quien ha vivido intensamente.
Machín no es solo una artista, una activista o una feminista. Es una mujer que ha amado con intensidad, que ha roto barreras y que continúa defendiendo su derecho a vivir y a sentir en libertad.
Su exposición permanecerá abierta al público hasta el 25 de abril.