La metáfora de la naranja: ¿qué sale de ti cuando la vida te aprieta?
Dicen que en los peores y en los mejores momentos solemos sacar lo que tenemos dentro. Ira, miedo,
ingenuidad, amor. ¿Qué saldría de ti si te oprimieran fuerte, como si estuvieran haciendo zumo de naranja
con tu interior?
Si alguien te molestase o chinchase o, metafóricamente, te apretara, ¿qué saldría de ti? ¿Ira? ¿Alegría?
¿Furia? La metáfora de la naranja, planteada por el psicólogo, profesor y escritor Wayne Dyer, nos ayuda a
entender por qué es tan importante saber lo que tenemos dentro.
Wayne Dyer es conocido por haber dado conferencias en diferentes países. Su éxito vino de la mano de la
publicación de su conocido libro Tus zonas erróneas. La metáfora de la naranja surgió en uno de sus
coloquios, en Toronto (Canadá), y tuvo la particularidad de que se produjo el día antes de su muerte.
Su charla, enmarcada dentro del ciclo de conferencias I can do (Yo puedo hacerlo), sorprendió a todos:
Wayne sacó una naranja al escenario para apoyar sus explicaciones. Acto seguido, inició un diálogo con un
niño brillante de unos 12 años que estaba sentado en la primera fila.
El diálogo de la metáfora de la naranja
“Si exprimiera esta naranja tan fuerte como pudiera, ¿qué saldría de ella?”preguntó Dyer. El niño le miró
como si estuviera loco y respondió: “Zumo, por supuesto“. Dyer contestó: “¿Crees que podría salir zumo
de manzana?“. “No“, se rió el pequeño. “¿Y zumo de pomelo?”. “No”. “¿Qué saldría de ella?”. “Zumo de
naranja, por supuesto”.
“¿Por qué? ¿Por qué cuando exprimes una naranja sale zumo de naranja?”. El joven en este punto puede
que ya estuviera a punto de desesperarse, pero aun así manifestó: “Es una naranja, y eso es lo que hay
dentro”.
Wayne asintió con la cabeza y prosiguió.
“Vamos a suponer que esta naranja no es una naranja. Y eres tú. Imagínate que alguien te aprieta, ejerce
presión sobre ti, dice algo que no te gusta, que te ofende. Y fuera de ti sale ira, odio, rencor y odio. ¿Por
qué sale eso?”.
¿Qué sale cuando la vida te aprieta?
“Porque eso es lo que hay dentro de ti. Es una de las grandes lecciones de la vida”. “Si sale ira, dolor o
miedo es porque es lo que hay dentro. No importa quién te aprieta, tu madre, tu pareja, tus hijos, tu jefe, tu
subordinado… Si alguien dice algo de ti que no te gusta va a salir lo que tienes dentro. Y lo que hay dentro
es tu elección“.
“Si de ti no sale otra cosa más que amor, es porque eso es lo que has permitido. Una vez que quitas todas
esas emociones que te consumen (envidia, odio, rencor, venganza…) y las sustituyes por amor, estás
viviendo una vida altamente funcional”. “Gracias, mi joven amigo”, dijo Wayne. “Esta naranja es para ti”.
Resiliencia
Y qué mejor que continuar la metáfora de la naranja con otra moraleja cítrica. Seguro que has escuchado la
frase: “Si la vida te da limones, haz limonada”. Pero, ¿te has parado a pensar lo que quiere decir? Esta
frase, lejos de estar relacionada con el conformismo, seguramente sea una de las formas más sencillas de
definir la resiliencia.
Resiliencia es una palabra que procede del latín (resilio, resilire) y que significa ‘rebotar’. Aplicado a la
psicología, se refiere a la capacidad que tenemos las personas para sobreponernos a la adversidad y
seguir adelante. Por tanto, las personas resilientes serían las que consiguen hacer limonada con los
limones que les ofrece la vida: pérdidas, decepciones, rupturas…
Antes se pensaba que la resiliencia era algo con lo que se nacía, que era genético. Sin embargo,
las investigaciones posteriores han logrado demostrar que esta capacidad se puede entrenar.
¿Cómo? Por ejemplo, asumiendo que los cambios forman parte de la vida, confiando en uno mismo o
cuidando las relaciones sociales. También centrándote en lo positivo, asumiendo los retos como
oportunidades o siendo flexible y realista en tus metas.
Cultívate
En conclusión, la metáfora de la naranja y la de los limones se unen para hacernos ver la importancia de
cultivar nuestro interior. Si lo llenamos de tierra poco fértil, lo que crecerán serán malas hierbas.Si, por el
contrario, lo regamos con frecuencia, lo mimamos y usamos tierra fértil, será más difícil que en nuestro
interior vagabundeen elementos que nos puedan dañar.
Por eso, llenarnos de pensamientos o sentimientos tóxicos no nos hace ningún bien. Al final los únicos
damnificados somos nosotros mismos. ¿Quién sufre toda la envidia que sentimos? Nosotros. ¿En quién
repercuten nuestras ganas de venganza? En nosotros. Somos, en primera persona, los que van a sufrir las
consecuencias de mantener este tipo de emociones en nuestro interior. Por eso, cuando, como dice la
frase, la venganza se sirve fría, suele servirse para los dos: sirviente y servidor.
- La mente es maravillosa.- Sara Clemente
- Caerse es parte de la vida, levantarse es parte de vivir.-José N. Harris