En solo tres meses se gastaron 500.000 euros, el 80 % del presupuesto anual, poniendo el peligro el resto de actos. Coalición Canaria considera que la nefasta gestión económica es algo que “no podemos seguir permitiendo”
El desastre de gestión y la descoordinación en el Ayuntamiento de La Oliva se hacen patentes una vez más, en este caso debido a la nefasta gestión del presupuesto de Festejos. En solo dos eventos celebrados entre enero y marzo, los carnavales y las Fiestas de La Candelaria, el grupo de gobierno municipal ha agotado el 80% del presupuesto anual de la Concejalía de Festejos.
Esto quiere decir que, en solo tres meses, la alcaldesa y el Partido Socialista han comprometido en Junta de Gobierno el pago de 500.000 euros, del total de 600.000 que tenía presupuestado el departamento. No hay ningún tipo de control al derroche de dinero público en contratos de publicidad elevadísimos, el montaje de parques de atracciones desproporcionados para unas fiestas municipales, o los cachés desorbitados para pagar a los artistas.
Solo han dejado 100.000 euros para el resto de eventos festivos que faltan por celebrarse este año, una irresponsabilidad que pone en peligro las Fiestas de El Carmen en julio, las Fiestas de El Cotillo en agosto, y el resto de festejos en los distintos pueblos del municipio. El derroche es una evidencia, teniendo en cuenta que este año, Festejos contaba con el mayor presupuesto de su historia.
Y no es un problema puntual. En opinión de Coalición Canaria La Oliva, el gasto del Ayuntamiento de La Oliva está absolutamente descontrolado en todas sus áreas. La alcaldesa y sus socios gobiernan a golpe de contrato menor, lo que en palabras de Isaí Blanco, exalcalde y líder de la oposición, “significa echar por tierra todo el trabajo que hicimos para dejar un ayuntamiento organizado, saneado y sin deuda”.
“La moción de censura solo ha servido para desestabilizar La Oliva y agotar el Remanente de Tesorería”, denunció Blanco, y “en solo dos años han dinamitado el ahorro de los vecinos y vecinas. Estamos presenciando un derroche irresponsable, sin sentido, y sin ningún tipo de planificación ni programa, y eso es algo que no podemos permitir”.
