La Biblioteca de Tetir ha vuelto a abrir sus puertas. Y lo ha hecho con la misma sencillez y calidez con la que se abrazan los espacios que nunca debieron cerrarse del todo. En una de las salas del Centro Cultural del pueblo, entre libros antiguos, autores canarios, novelas y cuentos infantiles, se respira desde hace semanas un aire distinto: el de la lectura compartida, el silencio acogedor y el reencuentro con lo esencial.
Desde el pasado 17 de febrero, el espacio vuelve a estar abierto en horario de tarde, de lunes a jueves, con la colaboración de Hodei Brito, bibliotecario encargado del inventario y organización del fondo. Aunque el sistema de préstamo aún es manual, ya hay lectores que se acercan a curiosear, consultar libros o llevarse un ejemplar a casa.
“Este lugar tiene un valor inmenso. Hay literatura canaria, libros antiguos, autores locales, poesía… y también mucha historia guardada entre sus estanterías”, explica Brito. El espacio aún está en proceso de catalogación, pero ya empieza a recuperar su pulso natural. No hay mostrador ni formalidades excesivas. Solo libros, mesas, sillas y un rincón que invita a detenerse.
Entre los volúmenes que custodia la biblioteca, se encuentran obras de escritores como Pedro García Cabrera, Alonso Quesada o Domingo Juan Manrique, este último natural de Tetir y una figura destacada de la poesía canaria. También hay literatura infantil cuidadosamente organizada a la altura de los más pequeños, para que ellos mismos puedan elegir sus lecturas.
Pero más allá de los títulos, lo que vuelve a latir en Tetir es una idea de comunidad. “La biblioteca puede ser mucho más que un lugar para leer. Puede ser un espacio para compartir lecturas, hacer encuentros, talleres, generar propuestas colectivas”, señala Brito. La intención es que este rincón se integre activamente en la vida del pueblo, como ya lo hacen otras actividades del centro cultural, donde también se imparten clases de danza, yoga o silbo gomero.
“La gente se está acercando con curiosidad, algunos incluso con cierta nostalgia. Y eso es hermoso, porque demuestra que este lugar tiene sentido, que sigue siendo necesario”, afirma.
El proyecto se enmarca en la línea de trabajo del Ayuntamiento de Puerto del Rosario por recuperar y poner en valor los espacios culturales en los pueblos, apostando por una cultura cercana, accesible y viva.
Porque en Tetir —como en tantos rincones rurales— una biblioteca no es solo un lugar con libros: es una forma de cuidar el alma del pueblo, de recordar que la cultura no se mide por su tamaño, sino por su capacidad de acompañar, transformar y hacer comunidad.