A pocos días de la celebración de la 38ª edición de la Feria Agrícola, Ganadera y Pesquera de Canarias (FEAGA), del 3 al 6 de abril en la Granja Experimental de Pozo Negro, la isla de Fuerteventura volvió a convertirse en centro del debate sobre el presente y futuro del campo canario. En una tertulia en el programa La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular, tres voces representativas del sector analizaron la situación actual: el exconsejero Juan Estárico, el agricultor Leocadio Araya y el joven emprendedor Luis Mesa.
Todos coincidieron en un diagnóstico compartido: la agricultura, la ganadería y la pesca viven una situación crítica, sin visión institucional ni políticas estructurales para garantizar su continuidad. Para Estárico, la falta de ambición política es evidente. “La agricultura no llega ni al 1% del PIB de Canarias. Es una vergüenza y una irresponsabilidad política”, denunció.
FEAGA fue reconocida como una cita esperada por los profesionales del sector, pero también como un evento que necesita evolucionar. “Hace falta más innovación, que la feria no se repita cada año con el mismo esquema”, afirmó Mesa, subrayando la importancia de adaptarse a los nuevos retos.
Una crisis profunda con síntomas evidentes
La tertulia derivó hacia la denuncia de problemas estructurales que llevan años sin resolverse. Entre ellos, el agua volvió a ocupar el centro del debate. “El mayor problema del campo en Fuerteventura ha sido siempre la carencia de agua. Y lo sigue siendo”, señalaron los participantes. Araya fue más explícito: “Me sale agua con espuma y olor a cloro. Así no se puede cultivar ni criar ganado”.
Ambos defendieron la necesidad urgente de una red de agua agrícola separada del consumo humano. “No se puede regar con agua clorada que contamina los suelos”, advirtió Araya, reclamando más inspecciones y sanciones.
Por su parte, Estárico llamó a la aprobación de planes quinquenales con consenso político, para evitar que cada gobierno reinicie el camino. “Hay que dejar de tirar abajo lo anterior cada vez que cambia el gobierno”, criticó.
Mesa, al frente de la iniciativa Verde Aurora, apuntó a la lentitud de la administración como otro freno a la actividad agraria: “Aunque haya políticos con ganas, los plazos son inviables. Hace falta continuidad, no política cortoplacista”.
Amenazas externas y abandono interno
La tertulia también abordó amenazas como la posible línea marítima con Tarfaya, que Estárico calificó de “letal para el sector primario”. Según explicó, permitiría la entrada de productos sin controles sanitarios, lo que provocaría un hundimiento de la producción local.
También preocupa el trazado actual del eje norte-sur, que afecta a explotaciones activas. Araya alertó: “Tengo 3.000 tuneras. Si ejecutan ese trazado, me obligan a cerrar. Hay alternativas. Solo hay que escuchar al territorio”.
Pero más allá de proyectos concretos, los participantes coincidieron en señalar que el gran lastre del sector primario es la falta de unidad. “Nos estamos pisando entre nosotros, denunciándonos en lugar de unirnos”, lamentó Araya. “El asociacionismo no es una opción, es la única vía para tener fuerza”, sentenció.
Mesa cerró con una visión clara: “Es difícil unir al sector, pero sin eso no habrá cambios estructurales”.
Conclusión: o hay pacto por el campo, o no hay futuro
Todos coincidieron en la necesidad de un gran pacto insular por el sector primario, que incluya financiación, visión a largo plazo, un plan de agua agrícola eficiente y una apuesta decidida por las cooperativas y el trabajo común.
“El futuro del campo depende de la gente joven, pero necesitan condiciones reales. Y eso no se logra con discursos, sino con acción”, concluyeron.