La última embarcación rescatada este martes a unos 40 kilómetros de Lanzarote ha dejado una imagen que ha conmovido a los equipos de emergencia que llevan décadas trabajando en la Ruta Canaria. En la patera neumática viajaban 38 personas, entre ellas seis mujeres, y una de ellas, de origen magrebí, carecía de ambas piernas. La escena ha sido calificada por personal veterano como “algo nunca visto” en esta ruta migratoria.
La mujer fue desembarcada en el puerto de Arrecife por la Salvamar Al Nair, embarcación de Salvamento Marítimo que efectuó el rescate. Lo hizo en silla de ruedas, cubierta con un abrigo negro acolchado, capucha puesta y una sonrisa que ofrecía a dos voluntarios de Cruz Roja que la recibieron con la habitual manta roja de la organización humanitaria.
Además de ella, otra joven subsahariana también fue trasladada en silla de ruedas, si bien en su caso parecía únicamente afectada por el cansancio o el mareo, tras una travesía complicada por marejadilla, según el parte del operativo.
La imagen de esta mujer sonriente pese a la extrema vulnerabilidad ha conmovido especialmente a quienes llevan años en primera línea de las emergencias migratorias en Canarias. Un coordinador con más de dos décadas de experiencia en los puertos del archipiélago confesó a EFE: “No recuerdo nada igual”.
Casos anteriores de migrantes con discapacidad han incluido a personas ciegas, hombres con amputaciones, y un caso puntual de una persona que ya viajaba en silla de ruedas, pero “nunca una escena como la de hoy en Lanzarote”, remarca el veterano trabajador humanitario.
La llegada de esta patera, más allá del número de ocupantes o la situación meteorológica durante la travesía, ha dejado una estampa insólita, cargada de resiliencia y que pone de nuevo el foco sobre la dureza extrema de la Ruta Canaria y el perfil de quienes la emprenden: personas que, incluso con graves discapacidades, desafían el mar en busca de una vida digna.




