El salto del pastor es una actividad tradicional de las Islas Canarias, originada por la necesidad de los pastores de desplazarse por terrenos accidentados con la ayuda de un palo largo, de 2 a 4 metros, conocido por diversos nombres según la isla.
Así lo recoge el informe que declara la práctica como Bien de Interés Cultural: “lanza” en La Palma, “astia” en El Hierro, “asta” en La Gomera, lanza, “palo” o “regatón” en Tenerife, “garrote” en Gran Canaria y “lata” en Fuerteventura y Lanzarote.
Esta práctica, que no tiene carácter competitivo, se ha documentado desde la época aborigen, cuando los palos llevaban un cuerno de cabra en el extremo y se utilizaban para recorrer montañas y barrancos de gran desnivel al ritmo del rebaño.
Con la llegada de los europeos, se introdujo el regatón de metal. Históricamente, se utilizó tanto para fines utilitarios como lúdicos y sigue practicándose en la actualidad en el medio natural.
“Arrójanse con la lanza, llevada a lo largo del cuerpo del hombre, terciada de manera que ponen un tercio primero en la tierra o piedra donde dan con una contera de acero que trae la lanza, de un palmo de larga con su cubo, sin que pueda desviarse de donde da , y aunque sean tres lanzas de alto se tiran abajo y vienen a ponerse en suelo con tanta facilidad, que parecen aves”
(Fructuoso, 1590)
Las partes del palo son las siguientes:
Palo: De madera cónica, varía entre dos y cuatro metros de longitud.
Regatón: Punzón de acero en el extremo inferior, de 20 a 35 cm.
Bocal o Collarín: Funda metálica en el extremo superior (opcional).
Técnica:
El palo se agarra con ambas manos, una más alta que la otra, y se apoya el regatón en el suelo. La técnica permite el deslizamiento y frenado adecuado, y puede adaptarse para distintos tipos de saltos y terrenos.
Generalmente, las manos se deslizan a lo largo de la lata. Durante este deslizamiento, es importante que el contacto de los pies con el suelo sea lo más suave posible. La frenada se logra apretando las manos sobre la vara y con el rozamiento del cuerpo. Para una práctica segura del salto, es esencial tener una buena técnica de frenada.
Existen básicamente tres formas de ascender: usando la lata como un bastón con una mano, impulsando el cuerpo con un salto y con ambas manos en la vara tirando del cuerpo hacia arriba.