La Asociación Cultural Raíz del Pueblo reúne a cerca de un centenar de vecinos y vecinas en torno al patrimonio cultural de La Oliva con su propuesta ‘El pueblo que no existía’, una iniciativa que combinó teatro y juego educativo para acercar de forma dinámica la historia y el patrimonio inmueble de La Oliva y su historia al público. La iniciativa contó con la financiación de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de La Oliva y el apoyo de la Consejería de Cultura del Cabildo de Fuerteventura.
Como parte de las actividades programadas con motivo del Día de Canarias, la asociación ha desarrollado esta propuesta educativa que combinó la acción teatral con pequeñas escenas de microteatro en distintos enclaves de interés histórico-patrimonial, con una búsqueda del tesoro a gran escala. Así, vecinos y vecinas del pueblo representaron personajes de la historia popular como la familia Hernández (los primeros en figurar en el archivo bautismal de La Oliva), el médico del pueblo, el tazmiero de la Cilla, campesinas, un fraile e, incluso, el periodista Antonio Martí, llegado de Tenerife; en contrapunto a la escena histórica, las brujas volaban con sus escobas por los llanos de La Oliva, completando el hilo narrativo de este juego educativo y propuesta teatral.
Divididos en cinco equipos, un numeroso grupo de 50 personas (entre público infantil, juvenil y adulto) fueron los encargados de devolver la memoria de todos los personajes históricos, mediante la resolución de pistas del recorrido. Además de ellos y ellas, en torno a unas treinta personas, entre los personajes y miembros de la organización, se implicaron en la iniciativa.
Un pueblo condenado al olvido
Haciendo un guiño a la historia, el juego se inició en el Callejón de 50, donde el periodista Antonio Martí expresó al público su preocupación por la desaparición paulatina de la memoria del pueblo de La Oliva debido al poder de las brujas, una preocupación que el público pudo constatar a su vez en las sucesivas representaciones del recorrido de esta búsqueda del tesoro: en la Ermita de Puerto Escondido, la Casa de don Blas, el médico de las hierbas, el aljibe de las Cruces, la Tahona y el Museo de La Cilla.
El colofón final se celebró en la brillante Iglesia de la Candelaria con la fantástica actuación de Aceysele Chacón y Sheila Rodríguez. Todo un juego y un guión destinados a divertir y sensibilizar sobre la protección del valioso patrimonio de La Oliva, que permitió reunir en torno a la historia de La Oliva a alrededor de un centenar de personas, entre organización y personas implicadas en el trabajo actoral, y público participante.