El Palo Canario es una de las prácticas ancestrales más antiguas y enraizadas de la identidad del pueblo Canario. Heredada directamente de ese pueblo aborigen de raíces norteafricanas, ha evolucionado con el devenir de los siglos hasta el juego que conocemos hoy, manteniendo muchas de las características
Historia del Palo Canario
El palo fue durante mucho tiempo un arma beligerante que los aborígenes utilizaron para defenderse de incursiones piráticas, luchar contra los conquistadores o guerrear entre clanes. Pero también tenía otras utilidades, como su uso para el pastoreo. A día de hoy pervive como un juego y como seña indiscutible de la identidad del pueblo canario. Las referencias documentales sobre esta práctica se remontan a la época prehispánica del Archipiélago. Los cronistas de la conquista fueron quienes dejaron por escrito la destreza de los pobladores en el manejo del palo. Fue precisamente su uso como arma llevó a que se prohibiera su práctica y que, durante mucho tiempo, no estuviera permitido ni siquiera portarlos.
Así pues, fue en la clandestinidad que el legado cultural del palo pervivió durante siglos, hasta que en la segunda mitad del XIX reapareció de forma pública y empezó a crecer la pluralidad de practicantes del Palo Canario en todas las islas, llegando su práctica hasta la actualidad. Se fue heredando de padres a hijos, cristalizando en una práctica que, a día de hoy, más que la competición lo que refleja es los valores del pueblo canario: la tolerancia, el control de la fuerza y el respeto al adversario.
¿En qué consiste?
Esta práctica autóctona y tradicional es una actividad lúdica de las Islas Canarias en la que se utiliza un palo de madera que puede tener distintos tamaños y recibe denominaciones distintas según las zonas o islas, tales como: vara, lata, garrote, macana y bastón.
Es un juego de codificación flexible que se realiza entre dos jugadores que esgrimen un palo. Uno de ellos realiza una técnica (palo, punta de ataque, mandado o golpe) de una forma correcta, desde una posición (cuadra) apropiada, a una parte vital del otro jugador, realizándolo lo más cerca posible sin efectuar contacto, es decir, parando, reteniendo el palo. El objetivo es, pues, marcar, señalar golpe, y atajar, rechazarlo.
Cristian Cruz, presidente de la Asociación del Palo Canario Maho, afirma que han comprobado que las combinaciones de movimientos supera el millón y sólo en los relacionados con el calentamiento. Una práctica tan rica que roza los incalculable y que, sin embargo, se pierde a marchas forzadas ante un relevo generacional prácticamente inexistente en muchas islas, según comenta Cruz.