Este sábado, El Matorral se convirtió en el epicentro de una multitudinaria manifestación que reunió a más de 300 vecinos cansados de lo que consideran un abandono histórico por parte de las autoridades. Encabezados por Silvia Nardi, una de los organizadores de la manifestación, los residentes exigieron medidas inmediatas para enfrentar la inseguridad, el deterioro de infraestructuras y la falta de alumbrado público que afecta a su calidad de vida. La marcha transcurrió en un ambiente de indignación y unidad, con un mensaje claro: “No vamos a vivir con miedo ni a callarnos”.
El problema, según relatan los vecinos, no es nuevo, pero se ha agravado en los últimos años debido a la creciente inseguridad y la insuficiente respuesta institucional. La falta de recursos policiales y el aumento de altercados en el barrio han generado un clima de tensión constante. “Aquí antes se podía vivir tranquilo, pero ahora tenemos miedo hasta de salir a la calle de noche. Las calles están oscuras, hay gente merodeando, y ya no es seguro para nuestros hijos ni para nosotros mismos”, expresó una vecina, madre de una joven de 18 años.
Entre las principales demandas de los manifestantes destaca la necesidad urgente de más presencia policial. Según María del Carmen, presidenta de la Asociación de Vecinos y Comerciantes Esteras de Genejey, la situación no se limita a los incidentes recientes, sino que refleja años de abandono. “Hemos pedido por activa y por pasiva que vuelva la Policía Local a patrullar de manera constante, pero siempre recibimos la misma respuesta: no hay efectivos. Mientras tanto, nosotros seguimos pagando casi tres millones de euros en impuestos sin ver mejoras en el barrio”, denunció.
El alumbrado público, o la falta de él, es otra de las problemáticas que más preocupa a los vecinos. Calles oscuras, paradas de guaguas sin luz y áreas abandonadas se han convertido en focos de inseguridad. “Llevamos meses pidiendo que se instale alumbrado en zonas críticas, pero nos dicen que no tienen personal ni presupuesto. Es indignante”, agregó María del Carmen, quien aseguró haber presentado múltiples denuncias y solicitudes sin éxito.
Por su parte, Silvia Nardi insistió en que el objetivo de la manifestación no es señalar a ningún colectivo, sino reclamar condiciones dignas para todos los habitantes de El Matorral. “No estamos en contra de la inmigración ni de las personas que llegan aquí buscando una vida mejor. Pero si las autoridades deciden ubicar un centro de acogida en nuestro barrio, deben garantizar también los medios necesarios para mantener el orden y la convivencia. Eso incluye seguridad, alumbrado y apoyo social”, explicó.
La situación ha llegado a tal punto que muchos residentes temen que el barrio se convierta en un foco de criminalidad que afecte no solo a los vecinos, sino también al turismo y al comercio local. Algunos testimonios apuntan a que varios establecimientos han sufrido robos y actos vandálicos, mientras que las familias evitan transitar por ciertas áreas al caer la noche. “El turismo ya está huyendo de Fuerteventura por la percepción de inseguridad, y eso no es algo que podamos permitir. Las autoridades tienen que actuar antes de que sea demasiado tarde”, advirtió otro manifestante.
Además de los problemas de seguridad, los vecinos denunciaron la falta de mantenimiento en infraestructuras clave. La carretera que conecta con Barrio Nuevo, por ejemplo, lleva años esperando mejoras a pesar de contar con más de 1.300 firmas recogidas desde 2021. “El Matorral es el segundo núcleo de Puerto del Rosario en población y contribución fiscal, pero seguimos siendo tratados como un barrio de segunda”, afirmó María del Carmen.
La manifestación culminó con la lectura de un manifiesto en el que se instó a las autoridades a tomar medidas urgentes. “No pedimos favores, estamos exigiendo nuestro derecho a vivir en paz y con dignidad. Este es nuestro pueblo, nuestra casa, y no vamos a rendirnos hasta que nos escuchen”, concluyó Nardi entre los aplausos de los asistentes.
Los vecinos aseguran que esta es solo la primera de muchas acciones si no se atienden sus demandas. “El Matorral ha estallado. No podemos seguir así, y no vamos a parar hasta que se garantice nuestra seguridad y bienestar”, advirtió María del Carmen. Con la unión como bandera, El Matorral lanza un mensaje contundente: la comunidad está decidida a recuperar la tranquilidad que siente que le han arrebatado.
