El general de la Guardia Civil en prisión por su implicación en el “caso Mediador”, al que el propio Servicio de Asuntos Internos del cuerpo señala como perceptor de sobornos de empresarios, les dijo sus colaboradores que tenía que pensar en su futuro ante su inminente jubilación: un futuro en el que iba a cobrar 4.500 euros menos al mes.
El general de División Francisco Espinosa Navas había dedicado los últimos años de su carrera, de 2017 a 2021, a dirigir en África un proyecto de la Comisión Europea orientado a ayudar a los gobiernos de Mauritania, Burkina Faso, Mali, Níger, Senegal y Chad a mejorar la seguridad en la franja del Sahel, creando equipos inspirados en los grupos de acción rápida de la Guardia Civil española, los GAR.
En ese proyecto, Espinosa no cobraba de la Guardia Civil, sino del organismo español que lo administraba: la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Pública (FIIAPP), una entidad pública ligada a la cooperación internacional bajo la tutela de un patronato encabezado por la vicepresidenta primera del Gobierno y los ministros de Asuntos Exteriores y Justicia.
El general tenía una fecha marcada en el calendario: el 11 de enero de 2021. Ese día pasaba a la situación de retiro dentro de la Guardia Civil, al cumplir la edad reglamentaria, pero ya había anunciado a sus colaboradores en la trama que iba a seguir ligado al proyecto GAR-SI Sahel unos meses más, hasta junio de ese mismo año, cuando ya debía adquirir definitivamente la condición de jubilado.
En un atestado enviado el pasado 8 de febrero a la juez de Santa Cruz de Tenerife que instruye la causa, el Servicio de Asuntos Internos reseña que las últimos ingresos de Espinosa en sus cuentas bancarias por su nómina en la FIIAPP, ya retirado para la Guardia Civil, fueron las siguientes: 7.442 euros en dos pagos en enero de 2021, 6.993 euros en febrero, 6.993 en marzo, 9.738 en abril y 7.563 en mayo. En junio cobró de la misma entidad una “indemnización” de 32.026 euros y el agosto, un “finiquito” de 12.308.
A partir de julio, el general Espinosa se convirtió legalmente en un jubilado más y sus retribuciones se redujeron a la tercera parte, a los 2.553 euros de su pensión a cargo de la Seguridad Social.
Según figura en parte de las conversaciones recogidas en las diligencias judiciales, Espinosa sabía lo que iba a ocurrir y habló de ello con algunos de los implicados en el “caso Mediador”.
Lo dice, en concreto, el intermediario que da nombre al caso, Marcos Antonio Navarro Tacoronte, que en una conversación con otro de los implicados explica que Espinosa “pensaba en su futuro económico, porque se iba a jubilar y tenía que buscarse un porvenir para él y para su amante”, a la que intentó que contratara con un sueldo mensual de 3.000 euros uno de los empresarios que pedía sus favores.
Navarro Tacoronte declaró durante la instrucción que él mismo le entregó al general sobres con cantidades en efectivo que iban desde los 1.500 a los 3.000 euros, dinero todo ello aportado por los empresarios pensando en beneficiarse de sus influencias, bien para conseguir negocios, bien para quitarse de encima al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.
Según el intermediario, el general Espinosa no solo movía en Canarias a sus contactos de la época en la que dirigió a la Guardia Civil en la provincia de Las Palmas, sino que él mismo provocaba la situación propicia para extorsionar a varios ganaderos.
“Para presionar a los ganaderos canarios, el general de División Espinosa consiguió que se enviase al Seprona a varias ganaderías a inspeccionarlas y, por ello, se veían obligados los ganaderos canarios a pagar las comisiones impuestas, porque se les decía que podían ser sancionados en caso contrario”, dice Navarro Tacoronte, en una declaración que reseña la Guardia Civil en su atestado.
En algunos de los encuentros con los empresarios que pretendían sus favores, Espinosa les confesó que después de tanto tiempo en la Guardia Civil “se quemó mucho” y les habló de Cabo Verde, un país que le gustaba porque allí “con cuatro putas tarjetas puedes vivir” y ser “un rey, capitán general, un marajá”.
“El problema es que el dinero no te lo puedes traer”, añade el general en una conversación que grabó el intermediario y que reproduce el Servicio de Asuntos Internos. Esas palabras están grabadas el 4 de noviembre de 2020, cuando le faltaban dos meses para pasar a la reserva y ocho para dejar el proyecto GAR-SI Sahel.
A Espinosa no solo le gustaba Cabo Verde, sino que presumía de contactos en ese archipiélago africano. De hecho, a uno de los empresarios implicados le prometió conseguirle un contrato de instalación de placas solares en Cabo Verde y Mozambique por valor de 35 millones de euros. Su tarifa: 3,5 millones, el 10 % del negocio, en concepto de “gastos de representación”.
El viernes 10 de febrero de 2023, la juez María de los Ángeles Lorenzo-Cáceres ordenó a la Guardia Civil que al martes siguiente registrara sus tres domicilios, en Madrid, Sevilla y Punta Umbría (Huelva), y que lo detuviera por delitos de cohecho, tráfico de influencias y pertenencia a grupo criminal organizado. EFE