- La Concejalía de Parques y Zonas Verdes procede estos días a acometer dicha actuación tras los resultados obtenidos de un estudio de Evaluación de Riesgo del Arbolado Urbano con informe pericial que alerta del peligro y justifica la medida
- “Para la Diocalandra existe tratamiento, pero no para otros patógenos que necrosan la palmera y provocan su caída”, ha explicado la concejala del área, Lilian Concepción
La Diocalandra frumenti, también conocida como picudín o picudo de las cuatro manchas, es un escarabajo de entre 6 y 8 mm cuyas larvas se alimentan del tejido vegetal interno de la palmera, generando galerías que terminan ocasionando su colapso, y el palmeral del archipiélago está afectado por esta plaga desde hace varias décadas, siendo la puerta de entrada para otros hongos patógenos como Fusarium oxyospoum o Thielaviopsis paradoxa, estos últimos necrosan la palmera provocando su caída.
Es cada vez más frecuente la caída de palmeras de la especie Phoenix canariensis en el Archipiélago Canario y en Fuerteventura, provocado por el hongo Thielaviopsis paradoxa que afecta principalmente a las especies como Phoenix dactylifera y Phoenix canariensis. Este hongo es conocido también como exudado del tallo, podredumbre del corazón o síndrome de la cabeza doblada.
La concejala del área de Parques y Zonas Verdes ha manifestado que “los ejemplares que se están talando en el municipio se retiran porque lo avala un informe pericial que alerta de su peligro para la ciudadanía”. A día de hoy, presentan una situación de inestabilidad, acarreando un importante riesgo para la seguridad de las personas. Por ello, y de acuerdo con los informes técnicos y siguiendo las recomendaciones de los especialistas, las palmeras serán retiradas.
Además, la concejala Lilian Concepción Álvarez también ha querido hacer un llamamiento a las instituciones de la isla, lanzando el mensaje de que “urge proteger nuestro palmeral y trabajar de forma conjunta y coordinada para el control de la plaga de Diocalandra que azota a nuestro patrimonio vegetal. Si no lo hacemos, las consecuencias serán terribles”, y también ha solicitado a la ciudadanía que increpa e insulta a las personas que están retirando las palmeras, a que respeten a aquellos trabajadores y trabajadoras que se encuentran estos días realizando la tala de dichos ejemplares del palmeral, ya que “a nadie le gusta tener que llegar a este punto, pero la seguridad es lo primero”, apunta la concejala.
“La caída de palmeras puede provocar accidentes mortales. Por desgracia, se está traduciendo en un riesgo potencial y exponencial, invadiendo la normalidad de la vida urbana en las ciudades canarias. Hasta hoy, en Canarias, ha ocasionado cuatro fallecimientos por caídas de palmeras en la últimas décadas”.
“Las medidas por un cambio de gestión de zonas verdes públicas son muy urgentes, donde se priorice, además de la seguridad, un nuevo modelo en el diseño de los ecosistemas verdes urbanos basados en criterios de sostenibilidad, educación medioambiental y aplicación de tecnologías de vanguardia, dentro del marco de participación ciudadana, basadas en las Líneas Estratégicas de Ciudades Europeas Sostenibles de la Agenda 20-30 de la Comunidad Europea”, añade.
La Diocalandra frumenti es un escarabajo de pequeñas dimensiones (aprox. 5 mm), que se detecta por primera vez en Canarias en marzo de 1998 en ejemplares de palmera canaria (Phoenix canariensis) en Maspalomas, en la isla de Gran Canaria. Posteriormente se ha detectado en las islas de Fuerteventura, Lanzarote y más recientemente en la isla de Tenerife, y para intentar evitar su dispersión, la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación publicó la Orden de 29 de Octubre de 2007 (BOC nº 222, de 6 de Noviembre), en la se establecen medidas fitosanitarias para su control.
Cabe recordar que el Ayuntamiento de Puerto del Rosario, fue la primera institución de la isla en elaborar, en la presente legislatura, un Estudio de Evaluación de Estado de Salud y de Riesgo de los Palmerales Urbanos de titularidad pública del municipio, tras el cual ya se han comenzado a aplicar los tratamientos para mejorar el estado de esta especie, pero la problemática sigue existiendo a nivel insular, de ahí el llamamiento a las instituciones de la isla para trabajar de forma conjunta y coordinada para el control de esta plaga.