La Guardia Civil ha detenido en Fuerteventura a un hombre de 53 años a quien se acusa de haber maltratado física y psicológicamente, a través de la intimidación, durante largo tiempo a su madre de 93 años y enferma de Alzheimer y de abusar sexualmente de una de sus cuidadoras.
A raíz de la denuncia de un supuesto abuso sexual interpuesta por la trabajadora que cuidaba a la anciana, comenzó una investigación que ha permitido esclarecer este maltrato continuado hacia la mujer enferma por parte del hijo, al que se detuvo este martes, según ha informado este sábado el instituto armado en un comunicado.
Además de describir “una serie de hechos constitutivos de un delito de agresión sexual cometidos por parte del hijo hacia ella misma”, la denunciante reveló a los agentes que el detenido “maltrataba físicamente y psicológicamente de forma habitual a su madre con acometimientos físicos e intimidación”.
Al conocer estos hechos, la Guardia Civil activó el protocolo para víctimas de delitos violentos o sexuales con el fin de dar protección a la denunciante, ya que madre e hijo convivían en la misma vivienda.
Sin embargo, en el transcurso de las pesquisas policiales los agentes tomaron declaración a otras dos trabajadoras que habían cuidado a la anciana, quienes confirmaron que el detenido había maltratado físicamente a su madre con gritos e intimidación durante al menos tres años, encontrándose la anciana en todo momento en una situación de vulnerabilidad debido a su edad y estado de salud.
Por todo ello, la Guardia Civil procedió a la detención de este hombre por los delitos reseñados, por los que ha quedado a disposición del juzgado de guardia de Puerto del Rosario.
El instituto armado recuerda que se considera malos tratos toda forma de violencia que, en el ámbito familiar, se materializa en agresiones físicas o en agresiones psicológicas y verbales.
Y aconseja a las víctimas de este delito que “no silencie los hechos, ni aguante ni sea tolerante con su agresor” y que contacte con el cuerpo de seguridad competente en la zona, llamando al 062 si se trata de la Guardia Civil o, en cualquier caso, al 112, informando de su nombre y dirección dónde se encuentre y solicitando ayuda”.
Además, advierte de que las personas mayores no solo pueden sufrir conductas delictivas por parte de individuos que nada tienen que ver con ellos. También se pueden producir otras por parte de familiares o personas a su cargo, que olvidan las limitaciones intrínsecas en que por su edad se encuentran, siendo personas vulnerables a los ojos del Código Penal.
Este tipo de delitos no se pueden prever, pero sí se pueden detectar por sus síntomas, que pueden darnos la pauta para avisar a un especialista que valore la situación real, y no sea una situación irreal.
No todos los síntomas tienen que concurrir a la vez, uno solo puede hacer saltar la voz de alarma, explica, por lo que pide a las posibles víctimas que estén atentas si sufren lesiones, quemaduras, mordiscos, ojos amoratados o huesos dislocados o rotos y les cuesta explicar su origen o si carecen de atención médica o dental o no tienen sus medicamentos, gafas u otros elementos necesarios para su movilidad o vida diaria cuando precisen de ellos.
También deben comunicar si su aseo personal es claramente mejorable, no se sienten aceptablemente cuidadas y atendidas y están tristes o melancólicas sin una causa determinada, agrega la nota. EFE