Le gustaban los libros de aventuras y la comodidad nunca le hizo sentir vivo. El joven de 22 años Sergio Serti decidió, hace 14 meses dejar a un lado su vida anterior, en una familia acomodada y habiendo iniciado estudios en Ingeniería mecánica, ingeniería aeroespacial y otras, y poner el foco en limpiar Canarias.
Así inicio su viaje por las Islas, con 50 euros prestados por su hermano, una mochila vacía y un timple, según explicó en una entrevista reciente en el programa La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular.
Este “cobarde que olvida que tiene miedo” y que adoptó el nombre de `Atlan´ comenzó a caminar recorriendo el litoral de las Islas sin mapa y abierto a cuantas sorpresas pueda deparar el día
Su única “obligación” es levantarse temprano para aprovechar mejor las primeras horas de la mañana y recorrer los cerca de 5 kilómetros diarios que acostumbra, recogiendo botellas de plástico u otros enseres que encuentra.
Pocos días conoce dónde va a dormir o qué va a comer. Apenas gasta entre 30 y 60 euros al mes.
Recorre los restaurantes y bares “que tiran cerca del 30 % de la comida” y promueve la filosofía del reciclaje.
Ha convertido su modo de vida en su propio mensaje para ahondar, desde la coherencia, en la necesidad de cuidar nuestro entorno y reducir los hábitos de consumo no solo reciclando, sino también, reusando y reduciendo.
Al inicio de su periplo, Atlan se sintió desbordado por la magnitud del deterioro que detectó en Tenerife aunque, confiesa, la Isla más sucia es Fuerteventura que recoge toda la basura marina que llega de la corriente del Golfo y, también, del Mediterráneo.
“Se te cae el alma cuando ves qué le estamos haciendo a Canarias y al mundo», reflexiona dando forma a multitud de pensamientos que incluye en los 9 diarios que lleva escritos desde que comenzó el viaje.
Le quedan Lanzarote y Gran Canaria por recorrer antes de finalizar esta experiencia que ha previsto reflejar en un futuro libro.
Atlan confía en que su aventura sirva para instar a pensar en la necesidad de aprender a vivir con menos y así poder hacer frente al cambio climático. Vive con poca comodidad pero se siente más vivo que nunca.
