La crisis climática está impactando gravemente la biodiversidad en las Islas Canarias, según un estudio reciente de la Universidad de Oviedo publicado en la revista Science of The Total Environment. La tarabilla canaria (Saxicola dacotiae), especie endémica de Fuerteventura, ha experimentado una alarmante disminución poblacional de entre un 63 % y un 70 % en los últimos 20 años.
Este pequeño pájaro insectívoro, que apenas pesa 12 gramos, ha visto reducida su población a un rango estimado entre 4.150 y 4.650 ejemplares en 2024, según el análisis comparativo realizado con datos de 2005-2006. Además, el estudio señala que la distribución territorial necesaria para albergar al 50 % y al 75 % de los individuos ha crecido significativamente, reflejando una dispersión en búsqueda de hábitats adecuados.
El investigador Juan Carlos Illera, profesor titular de Ecología de la Universidad de Oviedo, destacó que “los eventos climáticos extremos, como los continuados periodos de sequía, tienen consecuencias dramáticas sobre la distribución y abundancia de las especies de aves insulares”. En el caso de la tarabilla canaria, la escasez de lluvias ha reducido notablemente el éxito reproductor, afectando la cantidad de juveniles que alcanzan la adultez.
El impacto del cambio climático no solo afecta a esta especie emblemática. Otras aves autóctonas de Fuerteventura, como los bisbitas camineros y las currucas tomilleras, también han sufrido un descenso poblacional debido a la disminución de invertebrados en su dieta.
El estudio pone de relieve la necesidad de entender cómo las alteraciones climáticas afectan a las especies endémicas de las Islas Canarias, que albergan un 30 % de biodiversidad exclusiva. Este conocimiento resulta crucial para diseñar estrategias de conservación que frenen la pérdida de estas aves únicas y su invaluable contribución al ecosistema insular.