La coordinadora del proyecto Fuerteventura, Reserva de la Biosfera, Calidad y Ecoturismo, Noelia Suárez, constató los esfuerzos por “dar voz y poner en valor el turismo y el ecoturismo” creando sinergias para impulsar las zonas rurales de La Maxorata y también promover iniciativas sostenibles. Una labor que está permitiendo generar una red de economía circular muy importante.
Así lo constató en una entrevista este lunes en Radio Insular, donde recordó que el proyecto de marca local RBCE nació en 2016 en un momento en el que la red rural “estaba en peligro”, insistió, por una oferta turística tradicionalmente ligada casi de forma exclusiva al sol y a la playa, por la división que existía entre los impulsores de este tipo de turismo en Fuerteventura integrados en dos asociaciones enfrentadas y por la insuficiente implicación de las autoridades en fomentar la actividad, con el único apoyo de Reserva de la Biosfera.
De esta manera lo reconocieron la actual propietaria del hotel rural Era de La Corte, en Antigua, Malole Rodríguez, y Laura Carbone, titular del hotel rural Alma Calma, que la semana pasada abría sus puertas en Tindaya.
Ambas, muy críticas con las instituciones, coincidieron en señalar las innumerables trabas a las que han debido enfrentarse para impulsar los establecimientos.
“Te empujan a la ilegalidad”, lamentaba Carbone tras recordar que ha estado tres años esperando que le otorgaran la licencia de actividad para ejercer su labor con garantía. Ha invertido todos sus ahorros en poner en valor una casa abandonada, hecha con mimo y mucho arte por Antonio Motserrat Darias hace más de un siglo y medio, y que es una “verdadera obra de arte”. Carbone y su marido la han acondicionado y han implementado un sistema de depuración pionero, han recuperado el aljibe y han empleado materiales ecosostenibles para hacer las intervenciones.
La propietaria de Alma Calma denunció que existen muchas ayudas, sobre todo de Europa, para impulsar el ecoturismo y el turismo rural pero, recalcó, “muchas se están perdiendo por un mal asesoramiento “, incluso de organizaciones especializadas en el ámbito.
Rodríguez también se pronunció en este sentido y constató haber tenido “muy mala experiencia con las instituciones” que se han volcado muy poco con este sector.
Malole reconoció, durante la entrevista, la figura de su padre y de su madre que fueron valientes pioneros en la Isla y que lograron posicionar el Hotel Era de la Corte como un referente no solo a nivel insular.
Ahora, ambas tratan de dejar a un lado las malas experiencias y centrarse en lo verdaderamente importante: potenciar la autenticidad que promueven este tipo de establecimientos que son muchos más que un lugar donde alojar visitantes y un segmento en auge, cada vez más demandado.
La demanda de ecoturismo y turismo rural crece en un 800%
Así lo constatan los datos de la plataforma de alquiler vacacional Airbnb que destacan el incremento en un 800% de la demanda de turismo rural en el mundo, subrayó Carbone.
Este incremento unido a las características que ofrece Fuerteventura como destino seguro Covid en estos tiempos de pandemia auguran un futuro halagüeño para esta forma de turismo respetuosa con el entorno que se está adaptando a marchas forzadas a las necesidades del mercado.
Desde la plataforma comercializadora se está haciendo un esfuerzo intenso por geolocalizar los establecimientos que integran la red majorera, por acompañar a los propietarios y a los impulsores de iniciativas de ecoturismo en competencias digitales e integrar todos lo recursos de alrededor que pueden mejorar la experiencia del destino al visitante, potenciando la economía circular.
Los tiempos están cambiando, el mercado también y es necesario adaptarse a los cambios pero manteniendo la idiosincrasia de la tierra majorera, de sus gentes, de la historia, inspirando a los turistas respeto por el entorno y, sobre todo, la dignidad de un pueblo.
El turismo rural es el poder social, el poder de las personas con la dignidad de los lugares que hablan, concluyeron.
