La infancia es la etapa en la que los niños comienzan a forjar su identidad. A través de sus primeras
experiencias van entendiendo el mundo y aprendiendo a como relacionarse con su entorno. Sobre los 6 o 7
años los niños comienzan a desarrollar el concepto sobre sí mismos y entra en juego la autoestima.
Estos primeros años son fundamentales, ya que de ellos depende el adquirir las capacidades básicas a nivel
personal y educativo. El niño comienza a compararse consigo mismo, con su «yo real» y con su entorno.
Como resultado de estas comparaciones el niño desarrollará un determinado grado de aceptación hacia sí
mismo.
Contar con una autoestima estable a cualquier edad es importante, pero hay que tener un especial cuidado
durante la infancia, ya que son mucho más vulnerables y no tienen una consciencia total de lo que les
supondrá en el futuro las experiencias que viven. Enseñar a los niños su valía sin que los factores del entorno
influyan de una manera directa es el objetivo para que en el futuro consigan una autoestima alta.
La metáfora del coche: un ejercicio para mejorar la autoestima de los niños
Esta metáfora la utilizan los profesionales para desarrollar una buena autoestima en los niños. Consiste en
equiparar al niño con un coche y contarle que este coche va a ir desarrollándose poco a poco.
Además, el coche tiene diferentes piezas que son las encargadas de que disfrutemos de un buen viaje o que
por el contrario el viaje sea desapacible o molesto. Entonces procederemos a comparar cada una de esas
piezas con una parte necesaria del niño, con la intención de trabajar la autoestima:
Gasolina
La gasolina hace posible que el coche se mueva.
¿Y que es lo que hace que un niño se mueva? No, no es la comida. Son el amor y el cariño, los gestos amables
de sus padres, madres o cuidadores.
Si la comida nutre el cuerpo, el alimento emocional nutre la autoestima. Por su parte, el contacto físico
funciona como una buena carga de energía.
Algunos coches necesitan repostar más tarde o más temprano. Del mismo modo, cada niño es un mundo y
algunos necesitan cariño con más frecuencia, con lo cual son más dependientes. Las madres y padres deben
darse cuenta para poder empatizar con ellos.
El chasis
En este caso, como el coche que necesita una buena protección exterior, los niños deben contar con seguridad
y protección por parte de sus padres.
A medida que este «chasis» se va formando, los padres deben velar por que sea firme y resistente. Si hablas a
tu hijo con malas palabras, con insultos, o si en casa no hay buen ambiente, esta barrera protectora se
abollará. Esto hará que en ciertas situaciones se sienta inseguro e inestable y a la hora de resolver conflictos y
relacionarse tendrá más complicaciones.
El volante y las ruedas
Los pilares de la dirección de un coche son estos dos elementos.
Un niño cuenta también con un volante y unas ruedas: los modelos a seguir que muestran las madres y los
padres a sus hijos.
La conducta de los cuidadores debe estar muy meditada, ya que sus hijos lo imitarán. Algo tan simple como
un insulto influirá en el niño, que aprenderá a decirlo y lo utilizará en su día a día. Si por el contrario, las
madres y padres disfrutan de sus roles y son cuidadosos día a día, el entusiasmo llegará a los niños y saldrán beneficiados.
La carretera
Con esto nos referimos ni más ni menos que al día a día de los más pequeños.
Y como en la carretera, en su vida cotidiana es importante que sean conscientes de que hay ciertos límites. La
función de los padres es enseñar dónde están los límites para que no los sobrepasen.
Además, es necesario estar presentes cada día recordando esos límites si notamos algún bandazos. Esto les
hace sentir más seguros porque pueden ser más espontáneos sabiendo que otros cuidan de ellos.
La batería
La motivación de los niños es la batería. Es fundamental para que desarrollen su autonomía y sus
motivaciones personales.
Como padres y madres, tenemos que detectar cuándo se encuentran motivados y cuándo no y de qué manera
ayudarlos. Además, si nosotros mismos nos quedamos sin batería, podemos pedirle la ayuda a nuestro
entorno para recargar las pilas y poder seguir adelante con la vida y la crianza de los hijos.
El espacio interior del coche
Es importante que nuestro coche esté bien equipado. Que cuente con aire acondicionado, que sea confortable
y acogedor. Hay que hacer un esfuerzo para que haya un buen ambiente en la casa, donde se sientan seguros
y en un espacio agradable.
También es importante mantener un horario de sueño adecuado al ritmo de los niños. Muchos tienen la
agenda llena de actividades extraescolares y deberes y necesitan descansar adecuadamente. Sentirse vivo en
el viaje ayuda poder disfrutar del él y de nosotros mismos.
El tubo de escape
En el coche sirve para desechar lo que sobra, al igual que en las personas, es necesario un tubo de escape para
aprender a soltar el mal humor o el miedo. Todas las emociones son necesarias, pero hay que saber dejarlas
pasar antes de que nos sobrepasen y se hagan con el control de nuestra vida.
Parabrisas
Mantener los cristales bien limpios es indispensable para ver cuál es el camino, pasa igual con las personas.
Si tenemos una buena limpieza de cristales podemos ver nuestro rumbo. Los niños necesitan un poco de
ayuda para limpiar sus cristales, por eso, las madres y padres acompañan a sus hijos ayudándolos a descargar
esa suciedad con una buena conversación para que liberen el estrés o el cansancio.
Fuente: www.lamenteesmaravillosa.com