Un insólito incidente tuvo lugar el pasado 20 de agosto en el Puerto de Las Palmas, cuando un buque portacontenedores de bandera portuguesa, comandado por un capitán de origen ucraniano, protagonizó una maniobra de atraque que dejó a todos los presentes con el corazón en un puño. Lo que inicialmente parecía ser un desafortunado malabarismo de navegación terminó revelándose como una situación mucho más grave: el capitán estaba bajo los efectos del alcohol.
Alertada por la preocupante actuación del buque, la Capitanía Marítima de Las Palmas solicitó la intervención de la Guardia Civil, quien rápidamente acudió al lugar. Una vez en el puerto, los agentes de la Sección del Puerto de la Luz se encontraron con un panorama poco alentador: el buque se balanceaba peligrosamente cerca de otras embarcaciones e infraestructuras portuarias, poniendo en riesgo no solo a su propia tripulación sino también a todos aquellos que se encontraban en el área.
Ante la evidente falta de control sobre el barco, las autoridades no tardaron en sospechar que el capitán podría estar incapacitado para ejercer sus funciones. Esta sospecha se confirmó poco después cuando las pruebas de alcoholemia realizadas arrojaron un resultado de 1,13 mg/l de alcohol en aire espirado, más de cuatro veces el límite permitido de 0,25 mg/l según el artículo 86.3 del Real Decreto 269/2022, que regula los títulos profesionales y de competencia de la Marina Mercante.
La situación, ya de por sí delicada, llevó a la Capitanía Marítima a tomar medidas inmediatas. Para proteger la seguridad tanto de las instalaciones portuarias como del resto del tráfico marítimo, se decidió inmovilizar el buque de manera cautelar. De este modo, se evitó que el barco continuara representando un peligro para la navegación en la zona.
El capitán, ahora bajo el escrutinio de las autoridades, se enfrenta a una infracción administrativa por el incumplimiento de sus obligaciones, con una multa que podría ascender a 75.000 euros, de acuerdo con el artículo 308.2e del Real Decreto Legislativo 2/2011, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante.
Este incidente sirve como un recordatorio contundente de la importancia de mantener la seguridad en todas las operaciones marítimas, especialmente en espacios tan concurridos como el puerto de Las Palmas. La actuación rápida y decisiva de la Capitanía Marítima y la Guardia Civil ha sido clave para evitar lo que podría haber sido un desastre de mayores proporciones.
A la espera de que se resuelvan las sanciones, el buque portacontenedores permanecerá atracado y bajo estricta vigilancia, mientras su capitán reflexiona, probablemente sobrio esta vez, sobre los peligros de mezclar trabajo y alcohol en alta mar.