En España y otros países el solsticio de verano se asocia con los ritos de la Noche de San Juan, cuando las hogueras se encienden en memoria del ancestral culto al sol.
Pero hay otras tradiciones que también se remontan a civilizaciones antiguas y que nada tienen que ver con el fuego. El “Midsommar” sueco, por ejemplo, se asocia mucho más con las flores y los bailes que con las llamas. Cristina Quesada, que actualmente vive en Gotemburgo, cuenta en qué consiste y cómo se celebra la fecha que marca la noche más corta del año y el comienzo del verano en Suecia. Lo hace, cómo no, en El Palique, y aprovecha también para darle su espacio a una de las figuras que más hemos oído nombrar en su sección de los lunes literarios: Astrid Lindgren, a quien seguro que conocen por haber creado a la icónica Pippi.
La vida de la autora sueca antes de convertirse e una reputada escritora no estuvo exenta de baches. Fue una mujer que vivió al margen de muchas de las normas sociales de su tiempo y eso le acarreó muchas dificultades.
En lo que respecta a Pippi Långstrump, o Calzaslargas como la conocemos en español, fue de esas cosas que surgen de casualidad, sin pensarlas mucho. Un día, cuando su hija estaba enferma, empezó a contarle la historia de una jovencita muy fuerte, muy fuerte, con trenzas pelirrojas, que vivía sola con su caballo y su mono. Poco podía imaginar Lindgren que esos cuentos para olvidar la fiebre acabarían por convertirse en auténticos símbolos de todo un país.
Y si bien Pippi es, al menos en España, su personaje más reconocido, la autora sueca creó durante su vida muchos más: Emil, con sus travesuras, los hermanos Corazón de León, Karlsson, los niños de Bullerbyn… Y Cristina Quesada nos adentra en el mundo de Astrid Lindgren, donde los niños asumen el protagonismo y todo lo pueden.