El líder de Vox, Santiago Abascal, ha vuelto a situarse en el centro de la polémica tras publicar en la red social X un mensaje en el que reclama la confiscación y el hundimiento del buque de la ONG Open Arms, atracado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. El político de ultraderecha definió a la embarcación como un “barco de negreros” y aseguró que debería ser destruida “para que sirva de advertencia de cuál va a ser el final que les espera a todos los multimillonarios y políticos que promuevan la invasión de Europa”.
Las declaraciones se producen en un contexto de máxima tensión migratoria en el archipiélago. El Open Arms, entidad que lleva más de una década realizando misiones de rescate en el Mediterráneo y, más recientemente, en el Atlántico, atracó este miércoles en Tenerife tras una travesía desde Barcelona. El barco, un antiguo remolcador de Salvamento Marítimo, permanecerá en el puerto capitalino y tiene programada una jornada de puertas abiertas.
El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, tiene previsto visitar este jueves la nave, según confirmaron fuentes del Ejecutivo regional a diversos medios. Se trata de un reencuentro con la organización, a la que en 2017 el entonces presidente prometió apoyo para disponer de una base permanente en las islas, un acuerdo que nunca llegó a concretarse. Ahora, la llegada del buque reabre la posibilidad de retomar aquellas conversaciones.
Las palabras de Abascal contrastan con la labor de Open Arms, que ha sido reconocida internacionalmente por su compromiso humanitario en operaciones de salvamento de personas en riesgo de naufragio. La ONG insiste en que su misión es defender el derecho a la vida en el mar, frente a rutas cada vez más mortíferas.
Según organizaciones internacionales, la ruta atlántica hacia Canarias es actualmente la más peligrosa del mundo: miles de personas han muerto en los últimos años en su intento por alcanzar Europa desde las costas africanas. El propio Gobierno de Canarias ha anunciado que declarará la contingencia migratoria debido a la saturación de recursos, especialmente en la acogida de menores no acompañados. El mecanismo permitirá redistribuir a los niños y adolescentes a otras comunidades autónomas cuando se supere el triple de la capacidad de acogida, como ocurre actualmente en el archipiélago.
El discurso de Abascal ha generado rechazo entre asociaciones sociales y colectivos defensores de los derechos humanos, que califican sus palabras de incitación al odio y de un nuevo intento de criminalizar la labor humanitaria. La presencia del Open Arms en Tenerife coincide con un momento crítico para el debate migratorio en España, en el que se entrecruzan la presión humanitaria, las tensiones políticas y la creciente polarización social.




