Santa Cruz de Tenerife ha sido escenario de un suceso estremecedor tras la entrega voluntaria de dos hombres en una comisaría de la Policía Nacional durante la madrugada del miércoles 30 de julio. En el asiento trasero del vehículo en el que llegaron, los agentes hallaron el cadáver de un hombre con evidentes signos de violencia. Los detenidos son Moisés Baute, conocido luchador de kick boxing, y Jonathan Martín, portero de una conocida discoteca en el centro de la capital tinerfeña.
La víctima, identificada como ‘Albertito’, era natural del barrio de El Cardonal, en La Laguna, y conocía personalmente a sus agresores. De hecho, según apuntan las primeras líneas de investigación, la pareja sentimental del fallecido ya había denunciado su desaparición la tarde anterior, indicando a la policía que su pareja se había citado con Baute esa misma jornada.
Una de las hipótesis que se barajan es que la agresión esté relacionada con un ajuste de cuentas vinculado al tráfico de drogas, aunque la Policía no descarta otras motivaciones ni la posibilidad de que se tratara de una pelea que se les fue de las manos. Junto al fallecido, también resultó herido otro individuo que permanece hospitalizado, al parecer víctima de la misma brutal paliza.
Moisés Baute, conocido en el entorno delictivo como ‘Moi El Orejas’, y Jonathan Martín, apodado ‘Johnny El Gordo’, se entregaron voluntariamente, supuestamente por consejo de sus asesores legales. Este movimiento podría representar una estrategia para acogerse a atenuantes judiciales, reconociendo el delito desde el primer momento. La investigación, a cargo del Grupo de Homicidios, trata ahora de esclarecer si hubo un secuestro previo, torturas o un enfrentamiento puntual.
Baute, de 40 años y con una notable trayectoria en deportes de contacto —fue campeón mundial de Enfusion en 2019 en la categoría de menos de 95 kilos—, tiene antecedentes penales. En noviembre de 2023 fue condenado a dos años y medio de prisión por coaccionar a un empresario para que retirara una demanda de más de un millón de euros. La sentencia incluyó la agravante de abuso de superioridad por su imponente constitución física. En los círculos policiales se le considera parte de una generación violenta conocida en Añaza por los llamados «vuelcos» a narcotraficantes, en los que robaban droga para revenderla en el mercado local.
Los detenidos permanecen a disposición judicial, mientras la Policía continúa investigando todas las circunstancias que rodearon este crimen, que ha conmocionado tanto a los vecinos de Añaza como a los del barrio de El Cardonal.
